Los casi 30 grados que alcanzó la capital ayer a mediodía no fueron impedimento para que varias prostitutas se agolparan a esa hora en el polígono de la Colonia Marconi, junto a la carretera, en busca de clientes.
Muchas de estas chicas se han instalado hace poco en esta zona de Villaverde, empujadas por el miedo a perder trabajo debido al cierre al tráfico de la Casa de Campo, como publicó ayer 20 minutos.
Éste es el caso de Joana Jaramillo, un travesti ecuatoriano de 45 años que, tras ejercer en la Casa de Campo, ha decidido mudarse a Marconi. El traslado de ella y de otras chicas ha traído como consecuencia un movimiento de clientes. "Los hombres que vienen aquí son los mismos de la Casa de Campo", dice Joana tajante. El repunte de prostitución en esta colonia amarga a los vecinos, que lamentan que "cada vez se acercan más a las viviendas", destaca Luis de Busto, un residente.
El consejero de Presidencia de la Comunidad, Francisco Granados, dio ayer un tirón de orejas al Ayuntamiento de Madrid al afirmar que el cierre de la Casa de Campo tiene "efectos negativos, como el traslado de la prostitución", y pidió "corregirlos".
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