La ministra de Agricultura, Elena Espinosa, ha propuesto hoy en Bruselas a los países de la UE su respaldo para poder incluir a la "dieta mediterránea" como uno de los elementos que conforman el Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.
España ha solicitado, en el Consejo de Agricultura de la UE, el apoyo del resto de los Estados miembros y de la Comisión Europea (CE) para empezar los trámites con el fin de presentar la candidatura de la "dieta mediterránea" para conseguir la distinción de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Espinosa manifestó que este tipo de alimentación merece esa distinción y que si lo consigue "no es estrictamente por los alimentos que la componen, sino por todo lo que rodea", como el respeto al medioambiente, el elemento cultural y las tradiciones "de generación en generación".
"La dieta mediterránea es buena para la salud", recalcó Espinosa, quien indicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) avala estos argumentos.
España ha pedido a los países de la UE que se sumen al proyecto
No sólo los mediterráneos sino todos los países de la UE espera la ministra Espinosa que se sumen a esta iniciativa, que también es el "proceso" con el que aspira a que los países de la zona del Magreb se unan más a la Comunidad Europea.
El Gobierno español ha defendido, en una nota enviada al Consejo de Ministros de la UE, que "no ahorrará esfuerzos" para obtener el reconocimiento de la Unesco y ha aludido a estudios que indican que la dieta mediterránea evita enfermedades como las cardiovasculares.
La expresión "dieta mediterránea" fue definida por el profesor Ancel Keys en los años sesenta, a raíz de una serie de investigaciones sobre la relación entre hábitos de alimentación de vida y enfermedades cardiovasculares en algunos países que probaban que en las regiones donde se seguía había mayor esperanza de vida.
Se caracteriza por el consumo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; la ingesta abundante de frutas, verduras, así como por consumir adecuadamente legumbres, pan y derivados de cereales, pescados, frutos secos, huevos y lácteos (especialmente queso y yogur).
Entra dentro de la dieta mediterránea el consumo moderado de vino, carnes y productos cárnicos y este patrón dietético, que se considera un estilo de vida.
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