Algo de sentido común debe estar prendiendo entre los seres humanos en lo que concierne a la forma de moverse entre dos puntos. Hace medio siglo, en 1965, en el mundo se fabricaban tantos automóviles como bicicletas —más o menos 20 millones de unidades de ambos artilugios mecánicos—. La radiografía actual de la producción muestra un claro triunfo de las dos ruedas: unos 130 millones de bicis frente a 42 millones de coches son producidos cada año.

Cycle Revolution (La revolución de la bici), una exposición del Museo del Diseño de Londres, no sólo aprovecha lo cuantitativo —se calcula que por las calles y caminos del mundo ruedan un billón de bicicletas— y universal del fenómeno —en España se vendieron 1,1 millones de unidades en 2014, un cinco por ciento más que el año anterior, y el volumen del negocio fue de 490 millones de euros—, sino que intenta adelantarse en el tiempo y mostrar cómo la pasión por el bicing está cambiando la morfología urbana, la movilidad y los usos sociales.

La muestra, desde el 18 de noviembre al 30 de junio de 2016, expone la "diversidad del ciclismo contemporáneo", desde el uso diario de la bici como medio de transporte hasta la competición de alto nivel. En las salas del museo habrá centenares de objetos, desde docenas de bicicletas históricas y actuales de fabricantes de primer orden —Pinarello, Brompton, Boardman, Elite—, accesorios de marcas de referencia como Rapha y Vulpine, y fotografías y vídeos encargados exprofeso para la exposición.

Para examinar las subculturas del bicing, los organizadores han establecido cuatro tribus según el uso y las ambiciones de los ciclistas: los high performers (alto rendimiento), que buscan alcanzar el máximo potencial físico y deportivo; los thrill seekers (buscadores de emociones), que usan la bicicleta en todos los terrenos; los urban riders (corredores urbanos), con una relación con el vehículo diaria en desplazamientos urbanos, sean laborales o de ocio, y los cargo bikers (ciclistas de mercancías), que usan la bici para trabajar haciendo portes, mensajería o transportando a otros viajeros. Cada tribu será representada por una persona seleccionada por el museo mediante una convocatoria abierta.

Entre las piezas más notables que pueden verse en Cycle Revolutionfiguran la bicicleta con la que Eddy Merckx batió el récord de la hora en 1972 y las que usaron para batir la misma marca Francesco Moser (1984) y la Lotus 108 de Chris Boardman (1996). Seis fabricantes artesanales británicos de bicicletas montarán talleres prácticos en el museo para que el público se asome y contemple la alta tecnología utilizada y el complejo y delicado ensamblaje de cada vehículo. Los cambios en las técnicas de fabricación y la innovación en el uso de los materiales y el diseño serán explicados directamente a los asistentes por los creadores.

La última sección de la exposición examina el futuro del ciclismo y las bicis, se pregunta cómo está cambiando la infraestructura de la ciudad y cómo los diseñadores y urbanistas están respondiendo a las necesidades de los ciclistas del siglo XXI.

El museo apunta que pese al boom del bicing sólo el diez por cien de los británicos usan a diario este medio de desplazamiento, pero comienza a ser necesario planear transformaciones en las ciudades para dar cabida, rapidez y seguridad a los ciclistas en la convivencia con coches y peatones.