Juzgan a un policía acusado de poner siete multas falsas a un vecino de Valencia que le recriminó su forma de amonestar

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha juzgado este martes a un hombre, agente de Policía Local de Valencia, acusado de poner siete multas falsas a un vecino de la ciudad que le recriminó su actitud por permitir que la grúa enganchara los turismos mal aparcados antes de extender el correspondiente boletín de denuncia.

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha juzgado este martes a un hombre, agente de Policía Local de Valencia, acusado de poner siete multas falsas a un vecino de la ciudad que le recriminó su actitud por permitir que la grúa enganchara los turismos mal aparcados antes de extender el correspondiente boletín de denuncia.

El ministerio fiscal pide para el hombre una pena de cuatro años y siete meses de prisión por un delito continuado de falsedad en documento oficial cometido por funcionario público, así como inhabilitación por el mismo tiempo para empleo público, según consta en el escrito de calificación provisional.

El acusado, funcionario de policía desde febrero de 2002, presta su servicio de forma específica en la vigilancia y ordenación del estacionamiento de los vehículos en la zona asignada, la de la calle Río Escalona de la ciudad.

El día 11 de noviembre —según el mismo escrito del fiscal— se generó cierto "malestar" entre los vecinos por la "frecuente" retirada de vehículos por parte de la grúa municipal. En ese momento, uno de ellos recriminó al acusado lo que él consideraba una indebida actuación al presenciar cómo los turismos eran enganchados antes de ser extendido el correspondiente boletín de denuncia.

Ante estas quejas, el acusado empezó a multar al vehículo de este vecino pese a que siempre se hallaba correctamente estacionado. En el boletín concretaba que se hallaba estacionado en doble fila obstaculizando el carril de circulación.

Así, sin ningún tipo de justificación y con "absoluto desprecio" a la función pública que tenía encomendada, el acusado, movido por su animadversión hacia el vecino, le sancionó hasta en siete ocasiones, pese a que en ninguna de ellas su coche había incurrido en ninguna infracción.

Es más, ni siquiera se encontraba el vehículo en el lugar indicado en los días y horas reflejadas en el boletín de denuncia. En todas las denuncias —impuestas desde diciembre de 2011 hasta enero de 2013— se hacía constar que no se pudo notificar al interesado al hallarse ausente, salvo en una ocasión, en la que se decía que se entregaba copia al vecino pese a que en ese momento el vehículo se hallaba en un taller de Valencia.

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