Unos 1.500 voluntarios buscarán 'lágrimas de sirena' en las playas españolas este fin de semana

  • El programa Día de la Limpieza de Playa es impulsado por la ONG estadounidense Ocean Conservancy.
  • Las 'lágrimas de sirena' son micro-plásticos procedentes, fundamentalmente, de la actividad agrícola.
  • Colillas, lágrimas, pajitas y tapones de botella, lo que más se encuentra en las playas españolas.
Entre 1.500 y 1.800 voluntarios buscarán 'lágrimas de sirena', aparejos de pesca, colillas o trozos de vidrio en las playas españolas, una acción enmarcada en el Día de la Limpieza de Playa que impulsa desde hace 30 años la ONG estadounidense Ocean Conservancy.
Entre 1.500 y 1.800 voluntarios buscarán 'lágrimas de sirena', aparejos de pesca, colillas o trozos de vidrio en las playas españolas, una acción enmarcada en el Día de la Limpieza de Playa que impulsa desde hace 30 años la ONG estadounidense Ocean Conservancy.
OCEAN CONSERVACY
Entre 1.500 y 1.800 voluntarios buscarán 'lágrimas de sirena', aparejos de pesca, colillas o trozos de vidrio en las playas españolas, una acción enmarcada en el Día de la Limpieza de Playa que impulsa desde hace 30 años la ONG estadounidense Ocean Conservancy.

Entre 1.500 y 1.800 voluntarios buscarán este fin de semana 'lágrimas de sirena', aparejos de pesca, colillas o trozos de vidrio en las playas españolas, una acción enmarcada en el Día de la Limpieza de Playa que impulsa desde hace 30 años la ONG estadounidense Ocean Conservancy.

El sábado y el domingo son las fechas 'oficiales', pero la actividad se extiende durante todo septiembre y octubre, ha indicado Daniel Rolleri, coordinador para España de Ocean Conservancy.

"La idea —ha añadido Rolleri— no es solo recoger residuos sino saber qué hay e inventariar. Para ello se entrega una tarjeta con 40 ítems a los equipos de voluntarios; el sentido no es tanto limpiar diez kilómetros de playa sino que es preferible limpiar 20 metros, pero hacerlo bien y hacer de detective de la basura".

La información se integra en un banco de datos, se analiza y comienzan a diseñarse acciones: "siempre hay  patrones" que se repiten, ha explicado.

Por ejemplo, en las playas españolas el número uno son las colillas de cigarrillos, pero año tras año escalan posiciones las 'lágrimas de sirena', micro-plásticos procedentes, fundamentalmente, de la actividad agrícola.

El 'top ten' en España, por este orden, son las colillas, las 'lágrimas', las pajitas, tapones de botella, trozos de poliestireno expandido (poliespán), botellas de plástico, bolsas de plástico, tuberías de riesgo (PVC), trozos de vidrio y materiales de construcción.

El 70% son objetos de uso cotidiano, por tanto "cambiando nuestra actitud podríamos reducir el problema de forma significativa. Es fácil de resolver si hay decisión", ha explicado Rolleri.

El informe de 2013, —el de 2014 aún se está elaborando—, arroja que la participación se elevó a 1.761 voluntarios que recogieron e inventariaron 9.040 kilos de residuos a lo largo de casi 44 kilómetros de costas, fondos marinos, ríos y acequias.

La agricultura intensiva en zonas costeras españolas está jugando un papel importante en la cantidad de residuos que están llegando a la costa.

"Se abandonan invernaderos y sistemas de riesgo, a continuación viene una riada y acaban en el mar válvulas de plástico, enganches, uniones, tuberías, pinzas de silicona que sirven para atar las ramas de las tomateras, bandejas de corcho blanco usados de semilleros, 'lágrimas de sirena' ...".

Estas últimas son pequeños pellets de plástico, hechos de una especie de glóbulos, de un tamaño menor a una pupila del ojo: "No existe hoy una playa más remota en el mundo que no tenga estos pellets". Este material se lo comen los peces y después las aves.

Según Rolleri, los problemas son similares en todas partes porque la basura viaja con las corrientes marinas por el planeta.

Algunas veces se biodegrada "en pocos meses, pero otras veces pueden pasar siglos —una línea (nylon) o redes de los pescadores—", aunque la mayor parte de los residuos procede sobre todo de tierra.

Además del impacto ambiental sobre el ecosistema marino, hay que tener en cuenta el gasto que genera a los servicios municipales de recogida de basura, a la seguridad personal (jeringuillas y anzuelos semienterrados en la arena) y a la seguridad de la navegación,

La labor que realiza esta asociación con Oceans Conservancy —con la que trabajan ONG de más de un centenar de países— cuenta con la colaboración de centros de buceo, organizaciones conservacionistas, asociaciones vecinales, empresas y hoteles, escuelas, entre otros.

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