Historias de una Euskadi rural, recuerdos de la niñez, leyendas de extraños personajes y fantasmas del pasado se entremezclan entre los relatos de grandes y pequeños.
El concurso, al que el año pasado se apuntaron 93 participantes, culmina con la publicación de un libro con los ganadores y algunos relatos seleccionados. «Es una forma de que esta tradición oral no se pierda en el olvido, al quedar por escrito; además, es lo que más les gusta a los que participan», explica Raquel García, de Hartu-emanak.
El concurso se divide en dos categorías: mayores y niños; asimismo, cada una de ellas tiene la modalidad de euskera y castellano. Los interesados pueden enviar sus relatos hasta el 31 de octubre (Príncipe, 5, 1.º; 48001 Bilbao). El fallo del jurado y la entrega de premios se celebrará el 3 de enero de 2008.
Ganadora del concurso del año pasado
María Teresa Osés. 72 años, Lekeitio.
«Si no queda escrito, se pierde».
La historia de un viejo reloj de sala en un caserío, que le contó un amigo hace unos 12 años, le sirvió a María Teresa Osés, chilena afincada en Lekeitio hace más de 30 años, para ganar el concurso el año pasado. «Me quedé impresionada por la historia y tuve que escribirla», explica esta amante de los relatos, que nunca ha dejado de escribir. «Cuando llegas a mi edad, te das cuenta de todo lo que se ha perdido por no haberlo escrito», dice.
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