Un pueblo de 2.000 habitantes se convierte en la 'puerta' a Occidente de miles de refugiados

  • Nickelsdorf (Austria) se ha convertido en el punto caliente de Europa del drama de los refugiados.
  • Los primeros autobuses han llegado a este pequeño municipio en la madrugada del sábado.
  • Desde ese punto, miles de refugiados toman trenes, autobuses o van caminado en dirección a la capital con el objetivo de proseguir hasta Alemania.
  • Alemania y Austria han accedido a recibir a estas personas insistiendo en que se trata de una situación excepcional.
Ante las largas esperas para conseguir coger un tren o un autobús, algunos refugiados optan por caminar desde Nickelsdorf hasta Viena, a 70 Km de distancia.
Ante las largas esperas para conseguir coger un tren o un autobús, algunos refugiados optan por caminar desde Nickelsdorf hasta Viena, a 70 Km de distancia.
EFE
Ante las largas esperas para conseguir coger un tren o un autobús, algunos refugiados optan por caminar desde Nickelsdorf hasta Viena, a 70 Km de distancia.

Agotados, pero felices. Así cruzan este fin de semana miles de refugiados procedentes de Hungría a pie la frontera con Austria y ahora, desde la pequeña localidad de Nickelsdorf, casi todos quieren llegar a Alemania u otros países del norte de Europa.

La policía austríaca espera la llegada de unos 10.000 este sábado, después de que el Gobierno húngaro anunciase en la noche del viernes que iba a trasladar en autobuses hasta la frontera a los refugiados, varados en diferentes puntos del país, aunque no a los internados en centros de acogida.

La madrugada de este sábado, en torno a las 03.00 hora local (03.00 hora peninsular española), ha llegado el primer autobús, con medio centenar de ellos, en medio de una torrencial lluvia.

Visiblemente agotados, los refugiados han cruzado andando los últimos metros hasta territorio austríaco, en Nickelsdorf, donde fueron recibidos por la Policía, la Cruz Roja y numerosos voluntarios locales.

Esta pequeña localidad de menos de 2.000 habitantes, situada a pocos metros de la frontera, se ha convertido en el último punto caliente de esta crisis migratoria que desde hace semanas conmociona a Europa.

Una intensa labor humanitaria

La Cruza Roja austríaca se ha instalado en el lugar con capacidad para atender a unas 5.000 personas, según ha explicado Walter Grashofer, uno de los coordinadores de este esfuerzo humanitario.

Los refugiados, en su mayoría hombres jóvenes, reciben agua, té caliente, mantas para taparse, pan y chocolate. Además, los equipos de la Cruz Roja atienden con decenas de personas a muchos refugiados que sufren resfriados, dolores en los pies, ampollas y otras dolencias, como diabetes.

El ambiente en este primer lugar de recepción es muy calmado, a pesar de las grandes masas de personas que van llegando. Cientos de policías austríacos vigilan la zona, informan a los recién llegados en inglés (en la medida de lo posible) y se aseguran de que nadie se lastime en medio del tráfico intenso de autobuses que llegan y parten del lugar.

"El problema es que tenemos pocos traductores. La gente tiene miedo y todos quieren salir de aquí lo antes posible, muchos incluso preguntan si pueden ya subirse aquí mismo a un tren rumbo a Alemania", cuenta uno de los agentes.

Asam, un joven sirio, explica que en Hungría la policía lo maltrató, a pesar de tener un billete de tren de Budapest a Múnich. La mayoría de los refugiados afirman que el viaje ha sido muy largo y que allí, en Hungría, la manera en que les trataron fue horrible.

Preguntan con insistencia si les van a tomar las huellas dactilares en Austria. Prefieren no ser registrados para poder llegar a Alemania o un país escandinavo, donde las tasas de aceptación de asilo son muy superiores al resto de Europa.

En Hungría, por ejemplo, casi nadie recibe asilo, mientras que en Suecia la tasa de aceptación supera el 70%.

El viaje continúa desde Austria

Desde lo que hasta el año 2007 fue el punto fronterizo entre Austria y Hungría, los refugiados son trasladados en autobuses locales hasta la cercana estación de tren de Nickelsdorf, a donde llegan cada cinco minutos nuevos convoyes.

Desde primera hora de la mañana, parten desde allí trenes especiales cada 30 minutos con destino Viena o Salzburgo, más al oeste de Austria, con capacidad para unos 400 refugiados cada uno.

Otros refugiados, unos 1.400, serán llevados directamente en autobuses hasta la capital austríaca, informa la agencia APA.

Y mientras miles esperan pacientemente a ser trasladados, otros no quieren esperar y se van caminando, bien hasta la estación de Nickelsdorf o bien intentan llegar directamente a Viena, a unos 70 kilómetros.

La Policía austríaca estima que unos 10.000 refugiados de Oriente Medio podrían llegar a Austria a lo largo de este sábado. Hans Peter Doskozil, jefe de la Policía del estado federado de Burgenland, ha señalado que todavía hay un centenar de autobuses que están de camino a Austria.

Ante la escalada de la crisis migratoria en Hungría, los gobiernos de Alemania y Austria accedieron en la noche del viernes a recibir a estas personas, aunque insistieron que se trata sólo de una situación excepcional y que la normativa de Dublín sigue en pie.

Dicha regla comunitaria prevé que los refugiados pidan asilo en aquel país por el que entraron en la Unión Europea.

Sólo a Hungría han llegado más de 160.000 personas de Oriente Medio en lo que va de año, en un intento de acceder desde allí a Europa Occidental, donde buscan seguridad y una vida mejor.

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