El Gobierno chino ha flexibilizado la compra de propiedades inmobiliarias por parte de personas o entidades extranjeras, en un intento de dinamizar este sector, que ha sufrido un bajón en los últimos años.
Los individuos de origen foráneo podrán comprar tantas propiedades como deseen, aunque tendrán que atenerse a los límites locales que se mantienen en algunas ciudades y que también afectan a los ciudadanos de China.
Por ejemplo, en Shanghái las personas que no están registradas como residentes en la ciudad sólo pueden comprar un inmueble, según recuerda el Diario del Pueblo.
Hasta ahora, los extranjeros solo podían comprar una propiedad y únicamente después de haber residido en el territorio chino durante un mínimo de un año. Además, se ha reducido el nivel requerido de capital registrado para la instalación de empresas inmobiliarias con financiación exterior.
Sin embargo, varios analistas y expertos en el sector inmobiliario han advertido en la prensa china de que la nueva medida no afectará a los precios, ya que la demanda de extranjeros no será muy elevada respecto a los grandes inventarios de viviendas sin vender que actualmente hay en China.
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