Las posibilidades de fantasear de los niños son ilimitadas. Con unas piedritas imaginan construir un camino. Pero ¿pueden saltarse a la torera todas las normas que obligan a los adultos? ¿Deberían sus padres enseñarles? ¿Qué pasaría si a todos les diera por sacar del jardín las piedras de la plaza Bizkaia?
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