El informe también señala como preocupante el daño que está haciendo la cocaína en los institutos de enseñanza secundaria europeos, incluidos los españoles, donde se reflejan los mayores incrementos de consumo, con una tasa actual del 7,2%, frente al 6,2% del año 2002 y al 1,8% de 1996.

«Lo que está claro es que la coca es la segunda droga ilegal más consumida en España, después del cannabis, que se ha estabilizado», explica Thomas Pietschmann, responsable del informe.

Cocaína en el agua

Pietschmann apuntó como ejemplo curioso otro estudio, aunque no citó la fuente

(20 minutos intentó sin éxito contactar con él), basado en el análisis de las aguas residuales de varias ciudades. Este análisis situó a la localidad burgalesa de Miranda de Ebro (38.000 vecinos) como la más adicta de todas. Cada día se consumen allí una media de 97 rayas de cocaína por cada 1.000 habitantes, una tasa sólo superada por Nueva York (134) y por encima de Londres (20), Madrid (19) y París (11). El Ayuntamiento de Miranda criticó ese dato: «No sé de dónde lo han sacado y cómo y cuándo lo hicieron. Aquí somos muy sanos».

Los locales de ocio vigilarán

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, anunció ayer que ha llegado a un acuerdo con la Federación de Española de Hostelería (FEHR) por el que los trabajadores de los locales de ocio se implicarán en la prevención del consumo de cocaína en estos establecimientos y vigilarán más, por ejemplo, los lavabos. El acuerdo prevé la formación de estos trabajadores a través de cursos. Entre los empleados que aprenderán los efectos nocivos de la cocaína figuran camareros y personal de bares, discotecas y restaurantes.

Salió del túnel

Miguel Bartolomé. Desempleado, 43 años.

«La droga no sacia, siempre quieres más»

«Tenía 12 años cuando me dejé engatusar con el primer porro. A los 16 entró en mi vida el alcohol excesivo y la coca entre amigos. Vivía en un barrio y sólo me dedicaba a robar, mentir y traficar para tener coca al día siguiente.   Mi familia se fue alejando porque yo era destructivo. Sin pareja, motivación ni trabajo he pasado toda mi vida. A los 35 años decidí luchar por salir de esta mierda. Ha sido duro, pero he recuperado parte de lo que perdí». S. Esteban.