La historia de más de un siglo de trajes de baño en 'Riviera Style'

  • El Museo de la Moda y el Textil de Londres expone la transformación de la ropa 'pensada para la playa y el baño'.
  • Desde vestidos eduardianos hasta trajes de baño de punto y burkinis.
  • El momento de inflexión para los bañadores ocurrió en torno a los años treinta del siglo XX, cuando ir al mar dejó de ser simplemente una 'cura de salud'.
Cartel publicitario de la década de los años veinte
Cartel publicitario de la década de los años veinte
© NRM / Pictorial Collection / Science & Society Picture Library - Image will be exhibited as part of Riviera Style: Resort & Swimwear since 1900 at the Fashion & Textile Museum, with the print available to buy at kingandmcgaw.com
Cartel publicitario de la década de los años veinte

La costumbre de bañarse en el mar, sea como recreo o actividad físico-deportiva, es relativamente joven. Al rey Jorge III de Inglaterra se le atribuye, a finales del siglo XVIII, la extensión del baño en la playa como acto social. La primera mujer en bañarse en el mar fue, en 1822, la francesa duquesa de Berry, quien practicó durante unos minutos algo parecido a la natación —iba totalmente vestida— en la playa playa de Dieppe. El primer traje de baño tardó bastante más en aparecer: lo hizo en 1860 y estaba compuesto por una camisola, pantalón largo y medias.

Hasta los años treinta del siglo XX, ir a la playa era una decisión que casi siempre tenía que ver con recomendaciones médicas sobre las 'curas de salud' al lado del mar. A partir de entonces —en 1920 había aparecido el primer bañador femenino, de una sola pieza pero de lana y con un peso, mojado, de más de tres kilos—, la playa se convirtió en un rito social y, como todo ritual, exigía un vestuario específico.

De castos a sofisticados

Riviera Style: Resort & Swimwear since 1900 (Estilo Riviera: trajes de baño y vacaciones desde 1900), una exposición del Fashion and Textile Museum de Londres, resume los últimos ciento y pico de años de la moda pensada para la playa y el baño. En cartel hasta el 30 de agosto, la exposición explora los cambios en el estilo, la confección y el simbolismo de los bañadores, desde los castos modelos eduardianos que nada dejaban al descubierto, hasta las sofisticadas piezas actuales, en cuyo diseño interviene la alta tecnología.

La intención de la pinacoteca es mostrar una panorámica de la moda de baño y su importancia social creciente a lo largo del siglo XX, cuando las vacaciones al borde del mar se convirtieron paulatinamente en un tiempo de ocio y exhibición al alcance de todas las clases sociales. Fuese cual fuese el estatus de una persona, la francesa Côte d'Azur, la English Riviera o la costa de California siempre fueron lugares de fuerte resonancia mítica, paraísos posibles donde imperaban el glamour y el hedonismo y se practicaba el ver y ser visto sobre la arena, bajo el sol y con "un bonito y divertido atuendo de baño".

La misma importancia social

En la exposición hay todo tipo de bañadores, pareos de brillantes estampados, blusones, bretons de cuello barco, pijamas playeros, pantalones cortes, biquinis y los más recientes burkinis para mujeres que quieran seguir la norma de vestimenta musulmana. Aunque el "las actitudes y el sentido de la modestia en la exhibición del cuerpo" han cambiado mucho, dicen los organizadores, los días festivos mantienen la misma importancia social.

El comisario invitado del museo para hacerse cargo de la exposición es Christine Boydell, investigadora y profesora universitaria de historia de la moda, para quien la clave en el cambio de la moda de baño está en la llegada de nuevos materiales, sobre todo la lycra, inventada en 1960, que permitió la confección de prendas elásticas, ajustadas al cuerpo y ligeras aunque estuviesen mojadas. "La aspiración de los fabricantes y diseñadores fue siempre producir la tela perfecta que no produjera bolsas o cediese al estar empapada. Tras la llegada de la lycra, la aspiración es mejorar el ajuste y aumentar la velocidad de nado en el agua", dice.

'Corte de corsé'

Otros momentos clave en el desarrollo de los bañadores habían ocurrid0 en los años cuarenta, cuando el traje de baño adquirió la misma importancia comercial y de consumo que la corsetería, idea que sirvió para desarrollar el todavía famoso corte de corsé y, a finales de esa misma década, la aparición del biquini, inventado por el ingeniero Louis Réard en 1946 y plenamente popular en los años sesenta.

La exposición, que también incluye una colección histórica de publicidad de líneas de cruceros y promoción de áreas turísticas, está organizada en cinco áreas. La primera, de 1900 a 1920, se detiene en los primeros tiempos del baño como pasatiempo recreativo. Los trajes era muy formales y los bañistas iban casi totalmente cubiertos, aunque con prendas de telas más ligeras que las de calle. Los bañadores eran de punto o sarga, los hombres vestían prendas de una sola pieza que cubría el pecho, y las mujeres añadían medias y sombreros como accesorios esenciales.

'Ropa interior para llevar en público'

Entre 1920 y 1940 comenzaron a aparecer telas con hilos elásticos, lo que permitió aumentar la belleza del bañador en todo momento. En los veinte años siguientes las grandes marcas sacaron a la venta colecciones completas de moda de playa, se introdujeron colores brillantes y estampados y el bañador se convirtió en lo que es hoy, "una especie de ropa interior para llevar en público".

Mientras los años ochenta y noventa se caracterizaron por el encogimiento de las prendas, cada vez más escuetas, coincidiendo con la tendencia social a la exhibición de un aparente buen estado físico, a partir de entonces todos los esfuerzos de diseñadores y fabricantes se concentraron en la introducción de sofisticadas tecnologías aplicadas primero a los trajes de los nadadores profesionales de alto nivel.

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