La pintora angloghanesa Lynette Yiadom-Boakye: figuras de negros ambiguos y enigmáticos

  • La exposición 'Versos tras el anochecer' muestra la figuración existencial de una artista nacida en Londres de padres emigrados desde Ghana.
  • Los cuadros figurativos de la artista presentan a personas de raza negra que, pese a la aparente paz exterior, parecen víctimas de un desplazamiento.
  • Afirma que sus obras aspiran a ser 'sugerencias' de seres humanos.
Óleo de Lynette Yiadom-Boakye de la exposición 'Versos tras el anochecer'
Óleo de Lynette Yiadom-Boakye de la exposición 'Versos tras el anochecer'
Private Collection, Canada - Courtesy of Corvi-Mora, London and Jack Shainman Gallery, New York
Óleo de Lynette Yiadom-Boakye de la exposición 'Versos tras el anochecer'

En los cuadros de Lynette Yiadom-Boakye hay un enigma que es difícil de resolver pese a que el estilo de pintora es claramente figurativo y no admite interpretaciones simbólicas. Sus figuras humanas, siempre personas, como ella, de raza negra —nació en 1977 en Londres, pero es hija de una pareja de trabajadores sanitarios emigrantes de Ghana que se había establecido en la ciudad en la década anterior tras abandonar el país natal—, parecen siempre sometidas a un cierto grado de inquietud o ser víctimas de un desplazamiento existencial.

En una paleta de tonos puros pero tendentes a lo tenebroso, esta artista emergente que ya ha sido finalista, en 2013, del prestigioso Premio Turner, el más importante certamen plástico del Reino Unido, usa el óleo para enmarcar en espacios vacíos o casi vacíos a las figuras retratadas en aparente paz exterior pero que saltan, dan la espalda, caminan a zancadas o simplemente miran frontalmente al espectador como esperando algo. No sabemos qué y la pintora tampoco lo sabe.

Ambigüedad especialmente atractiva

En la exposición Verses After Dusk (Versos tras el anochecer), Yiadom-Boakye afirma que ha intentado pintar "sugerencias de personas", dejando con intención abierta la posibilidad de otorgar a las enigmáticas figuras un ambigüedad que las hace especialmente atractivas. La muestra, en la Serpentine Gallery de Londres, está en cartel hasta el 13 de septiembre. La entrada es gratuita.

Las organizadores de la exposición, formada por trabajos nuevos, destacan las "muchas dimensiones" a las que se abren los cuadros, que "nunca son genéricos ni explícitos" pese a tratarse de retratos. La ambigüedad es aumentada en resonancia por los títulos abiertos con los que la artista bautiza las obras: un hombre joven sentado y vestido con una llamativa bata roja es Any Number of Preocupations (Cualquier número de preocupaciones), un muchacho de mirada vacía vestido de bailarín se llama A Passion Like No Other (Una pasión como ninguna otra).

'Preguntas eternas'

Interesada en la experimentación sólo desde el punto de vista mecánico —la distribución de volúmenes y escalas, la sincronía entre el fondo y las figuras, la estructura de la composición final—, la artista siempre retrata a personas de raza negra y "plantea preguntas eternas sobre la identidad y la representación (...), llamando la atención sobre las deficiencias de la historia del arte", dominado por los blancos, añaden desde la Serpentine.

La artista les lleva la contraria. "Para mí es normal pintar caras de gente negra, no hay intención política alguna en ello", declara en una entrevista en The Guardian. En otra en The Independent añade: "La gente me pregunta: '¿por qué todos tus personajes tienen la piel verdosa?'. Porque quiero que parezcan reales y no un anuncio de Benetton. Hay algo de política, por supuesto, porque todo es política".

"Los enigmáticos retratos de Lynette parecen existir fuera del tiempo y el espacio. Hay mucho más que ver en su trabajo multidimensional que aquello que se aprecia inmediatamente a simple vista", precisan Julia Peyton-Jones y Hans Ulrich Obrist, directora y codirector, respectivamente, de la Serpentine Gallery.

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