¿Los niños tienen maldad siendo tan pequeños?
No. Están empezando a descubrir el mundo. De ahí la importancia de esta etapa educativa, por parte de la escuela y de la familia, para que crezcan sin maldad.
¿Para que sean tolerantes?
Sin ninguna duda. Si desde pequeños perciben la diversidad como algo normalizado y enriquecedor, no tienen por qué crecer sintiéndose amenazados con ningún colectivo.
¿Qué hay que hacer?
Simplemente, compartir la vida. Si desde pequeños aprenden a jugar juntos, de mayores sabrán convivir.
Los padres son también un pilar importantísimo…
Mucho más que la escuela. De ellos son de quien más van a aprender. Hay que educar con el ejemplo.
Una escuela de padres...
Hay muchos padres que se sienten perdidos, por ello yo creo que sí debería de haber escuelas para este tipo de formación.
¿De quién deberían depender esas escuelas?
Quizá los propios colegios deberían ofrecer más alternativas para facilitar que todos pudieran formarse.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
La satisfacción de ver crecer a los niños alegres y felices y de sentir que tú tienes algo que ver. Me encanta poder colaborar con las familias para que sus hijos sean mejores personas.
¿Y lo que menos?
La impotencia al no ver progresos en algunos niños, tanto cognitivos como emocionales, casi siempre causados por la falta de implicación de las familias o el rechazo a recibir ayuda.
¿Qué te enseñan los niños?
Muchísimas cosas, pero lo que más valoro es haber descubierto junto a ellos la importancia de una sonrisa o un abrazo, o lo importante que es disfrutar de los momentos y de las cosas sencillas.
Bio
Nació en Alicante hace 24 años. Estudió en el Colegio Don Bosco y actualmente trabaja allí y estudia Psicopedagogía.
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