Juana Biarnés: la primera fotoperiodista española, cuando esa tierra era sólo de hombres

  • Fue la primera mujer fotoperiodista española y sufrió el machismo de la época.
  • Logró una exclusiva mundial: tres horas con Los Beatles, pero el diario para el que trabajaba no podía publicarlo.
  • "Los grises me echaban de todos los sitios oficiales aunque les enseñaba mi carnet de periodista", cuenta esta pionera.
La primera fotoperiodista española Juana Biarnés
La primera fotoperiodista española Juana Biarnés
CRISTOBAL CASTRO
La primera fotoperiodista española Juana Biarnés

A sus 80 años haber sido la primera fotoperiodista española es un indudable honor y todo son sonrisas para Juana Biarnés, que ve su trabajo publicado en la obra llamada como su nombre: Juana Biarnés (PhotoBolsillo), pero no siempre fue así. De hecho, esta fotógrafa lo tuvo muy difícil cuando empezó su carrera en una España estancada, machista, fea, franquista y cerrada, la de los sesenta. Si además es el deporte donde la mujer se mueve cámara en mano...

"En el año 55 sentí el rechazo que había hacia la mujer. Era la época franquista y la mujer sólo podía ser madre y ocuparse de su marido. Incluso cuando ya estaba contratada y tenía mi carnet de prensa los grises me echaban de todos los sitios oficiales. Les enseñaba el carnet y me decían: sí, sí, lo que tú quieras, pero eres una mujer", cuenta a 20 Minutos la fotógrafa.

Hubo muchos hombres, además de los grises, que la mandaron literalmente a la cocina, hombres que la echaron de campos de fútbol, hombres que intentaron boicotear su trabajo. Sin éxito, por fortuna. Cuando Juana dejó este mundo fue porque ella quiso y sobre todo porque se negó a formar parte de un circo de frivolidad. No porque una mujer no pudiera entrar en un mundo hasta entonces de hombres, porque ese mundo no sólo lo pisó sino que fue un poco suyo durante 22 años.

"Con la gente del periódico, con mis compañeros fotógrafos no sentí rechazo por ser mujer. En Pueblo siempre me pareció que éramos como una gran familia, aunque tuviéramos nuestros piques porque todos queríamos conseguir la primera página. Fuera siempre había gente que decía: a ver cómo lo ha conseguido, como es una mujer...".

"Llegó un momento en el que me negué a ir contra mí misma y lo dejé"

Sus dos grandes primeros trabajos y los que la situaron en un ámbito en el que una mujer jamás había entrado en España, el fotoperiodismo, fueron bien distintos: por una parte, las inundaciones del Vallés de 1962 (un millar de muertos) y un reportaje sobre Los Beatles, para el que no dudó en colarse en el hotel donde se hospedaba el grupo en su visita a Madrid.

Pero hubo un antes de aquellas ya míticas imágenes, el de la chica que acompañaba a su padre y de quien aprendió su oficio cubriendo partidos de fútbol. Aquella jovencita, ya sin acompañar por su progenitor, se enfrentó a todo el que la quiso echar. El respeto como profesional era inexistente. Pero no cedió y lo suyo fue siempre buscar 'la foto': "Mi padre me enseñó que tenía que conseguir la foto, no una docena de fotos como ahora para que elijan..."

Sufrió además Juana en propia carne y tras su cámara uno de los mayores desastres, las inundaciones de su tierra natal, Terrassa. Aquellas imágenes recorrieron España. El diario Pueblo la hizo entonces colaboradora.

Con 24 años viajaba a Madrid como colaboradora de Pueblo. Y ahí llegó su segundo gran trabajo: Los Beatles. Rueda de prensa, y las fotos propias de la ocasión, algo que a Biarnés no le gustaba mucho. "Era la misma foto que habíamos hecho todos, así que busqué la manera de ir en el mismo avión que Los Beatles, que volaban en vuelo regular y compré billete, que yo no me he colado en ningún sitio en mi vida. En el avión me fui delante y empecé a sacarles fotos. Ringo me vio y uno de los guardaespaldas me dijo que no podía hacer fotos, pero yo ya estaba lanzada".

Se fue Juana al mismo hotel que aquel grupo en España temido por Franco, quien había ordenado que se le diera la mínima cobertura, y tras comprobar que el único lugar sin guardaespaldas era el montacargas se montó y acertó. "No había vigilancia en ese momento y llegué a la suite, llamé y me abrió Ringo. ¿Otra vez tú?, me dijo. Y me dejaron entrar. No usé el flash, dominaba el laboratorio, y eso les relajó". Tenía una exclusiva mundial: la mítica banda relajada, charlando, juntos, a gusto...

Y la mala suerte o para ser más justos esos tiempos de Franco la dejaron con la exclusiva en el bolsillo: "En el periódico me dijeron que no podían publicar nada más. Llamé a la revista Ondas y lo publicaron... Y no cobré nada". ¿Si hubiera sido un hombre..? "No, no tengo duda, era una cuestión de Franco".

Pese a la época, tuvo su contrato y su trabajo periodístico duró más de veinte años. Dos décadas en las que Juana estuvo retratando todo tipo de personajes célebres o famosos (Dalí, Raphael, Cela, Marisol...), rodajes en Hollywood y, por supuesto, haciendo reportajes de actualidad.

Pero había fecha de divorcio. Un periódico dijo 'no' a unas fotografías que había hecho para un reportaje sobre una terapia del cáncer. Le exigieron algo blando, no historias como ésa... Llegaba la temida frase para casi cualquier periodista: "eso no vende..., la gente quiere otra cosa...". Juana se negó a la frivolidad y se marchó a Ibiza a montar un restaurante."Ahí dije no, me negué a ir contra mí misma y lo dejé. Y esto, que digan que determinadas cosas no interesan, es lo mismo que sigue pasando hoy".

Un hoy en el que ella vuelve a la fotografía. "Mi pasión ahora son las puertas. Madrid tiene unas puertas impresionantes. Me llegan al corazón. Tienen su propia historia. Sólo me queda un 30% de visión, pero no me doy por vencida".

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