Hace dos meses, y tras recurrir a los servicios sociales del Ayuntamiento varias veces, se le concedió una ayuda de emergencia o Prestación Económica Individualizada (PEI) de 300 euros mensuales con los que asumir los gastos mínimos de manutención de su familia.
El día 10 del mes pasado recibía la primera mensualidad, una aportación que le permitía comenzar una nueva vida y normalizar, tras grandes sacrificios, tanto su vida como la de su familia, fuera ya de la prostitución.
Pero en el mes de mayo le aguardaba una desagradable sorpresa. «Aquí llegó mi desconsuelo, este mes yo ya he pagado mi casa pensando que el día 10 cobraría esta ayuda, pero cuál fue mi sorpresa cuando fui al banco y no había nada..., me informé por mi asistente social, y ¿sabéis qué respuesta me han dado? Servicios Sociales da unas nóminas a Tesorería donde hay un buen hombre que las firma para ser cobradas por nosotros, pero este señor se ha jubilado y no hay quién las firme».
María P., de nuevo, se encuentra desamparada. Y se pregunta: «¿por qué tardaron tanto en ofrecerme esta ayuda? ¿Por qué después de tanto sacrificio nos tenemos que morir de hambre hasta que alguien firme un papel? ¿A esto llaman emergencia?».
Las PEI son ayudas económicas dirigidas a remediar una situación gravemente deteriorada. ¿Hay alguna poderosa razón para qué existan los retrasos? ¿Alguien se pregunta cómo afectan a los beneficiarios?
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