El Palacio Episcopal acoge la exposición 'Huellas', que reúne cinco siglos de arte sacro

Ars Málaga-Palacio Episcopal acoge desde este jueves y hasta septiembre la exposición 'Huellas', que reúne en 600 metros cuadrados cinco siglos de arte sacro, incluyendo piezas que salen por primera vez de los lugares a los que pertenecen.
Presentación de la exposición huellas ars málaga arte sacro iglesia malaga s XV
Presentación de la exposición huellas ars málaga arte sacro iglesia malaga s XV
EUROPA PRESS/OBISPADO DE MÁLAGA
Presentación de la exposición huellas ars málaga arte sacro iglesia malaga s XV

Ars Málaga-Palacio Episcopal acoge desde este jueves y hasta septiembre la exposición 'Huellas', que reúne en 600 metros cuadrados cinco siglos de arte sacro, incluyendo piezas que salen por primera vez de los lugares a los que pertenecen.

La muestra, que se compone de pintura, escultura, orfebrería, bordados, documentos y música, muestra el patrimonio de la Iglesia de Málaga desde el siglo XV hasta la actualidad. Están representadas desde la suntuosidad catedralicia a las humildes ermitas, pasando por los conventos de clausura, parroquias o hermandades, según la presentación que ha tenido lugar este jueves.

Entre las obras destacan la Virgen de la Esperanza, un anónimo del siglo XV de la Colegiata de San Sebastián de Antequera; el Cristo crucificado de la Catedral de Málaga; el Milagro de los Santos Cosme y Damián, del siglo XVI, procedente de los fondos del Palacio Episcopal; el Santísimo Cristo Resucitado, titular de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, obra de José Capuz; La Adoración de los Magos, anónimo del XVI, de la Catedral; varias dolorosas de Pedro de Mena del siglo XVI, San José de Carvajal; La Trinidad de San Julián de Niño de Guevara y muchas más.

SALAS

La exposición comienza en el siglo XV con los primeros vestigios del cristianismo en la Diócesis de Málaga. La primera sala gira en torno a la arquitectura, es decir, el espacio para las celebraciones litúrgicas.

Destacan así la imagen, la pintura, la orfebrería y su puesta al servicio de esa acción litúrgica, con piezas de finales del Gótico y Renacimiento, que representan esa primera manera de vivir la fe durante estos siglos. En estas salas están representadas las primeras colegiatas, que por orden de los propios Reyes Católicos se dedican a la Virgen; especialmente a la advocación de la Encarnación.

Por ello, están la Colegiata de Santa María la Mayor de Antequera, Ronda, Vélez-Málaga y la propia Catedral de Málaga. Así como algunas piezas de las primeras parroquias que se fundan en la ciudad: Santiago, San Juan y el Sagrario.

A través de estas obras se explica todo lo que significa el espacio litúrgico. La pieza central de esta sala es, sin duda, la Virgen de la Esperanza de Antequera que pertenecía a la Colegiata de Santa María y la representa no solo como madre y trono de Cristo, sino que representa también a la Iglesia.

En esta sala también destacan algunas reliquias de la Catedral, que en aquella época tenían una gran importancia en la vivencia de la fe. Los cristianos buscan todo aquello que esté relacionado o sean objetos cercanos a Cristo, la Virgen o los santos. Como un Lignum Crucis o fragmento de la Vera Cruz que se encuentra en el templo mayor de la ciudad.

La segunda sala representa la tradición iconográfica del cristianismo teniendo como fuente fundamental los evangelios y toda la tradición de los escritos de los santos padres de la Teología, unido a la tradición popular u otras fuentes como los apócrifos.

Este espacio se caracteriza por representar los misterios de la vida de Cristo y de la Virgen a través de su iconografía simbólica, como son los emblemas u otro tipo de imágenes alegóricas que llevan a ver quién es Cristo simbólicamente para un cristiano.

En esta misma sala se encuentran también los evangelios de la infancia como son Natividad, Epifanía, Huida a Egipto y, a la vez, los momentos más importantes de la vida de la Virgen representados en una serie de pinturas al cobre.

De ahí se pasa a la pasión y muerte de Jesucristo, continuando con los dos hilos conductores de esta muestra: la vida de Cristo y de la Virgen. Dominan la sala la cruz y la madre como dolorosa que acompaña a su hijo hasta el final. En esta sala están representados algunos de los momentos más importantes de la Pasión de Cristo.

Pasando por su pasillo angosto se llega a la explosión final de una sala que no solo representa la Resurrección, sino también la alegoría o el triunfo de la fe a través de piezas de arte sacro del siglo XX, han indicado durante la presentación.

Se concluye en dos pequeñas salas que complementan la exposición. En ellas están recogidos los oficios y la tradición que nace en el Renacimiento y el Barroco, con un lenguaje que pervive todavía en las tradiciones, las fiestas y las celebraciones religiosas desde el siglo XVII a la actualidad. La otra sala es una muestra de la riqueza musical de los archivos de la Catedral de Málaga.

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