Desarticulada una red dedicada desde hace diez años al fraude de SMS con un millón de víctimas

  • La Guardia Civil ha detenido a 11 personas en la Comunidad Valenciana.
  • La organización llevaba operando en España más de 10 años sorteando los diversos procedimientos legales mediante el uso de testaferros y abogados.
  • Tenía a trabajadores explotados para contestar a los mensajes; se han intervenido en los registros coches de alta gama, joyas, dinero y material informático.
  • Cada vez que un usuario respondía a uno de los mensajes que se enviaban, se les cobraba un importe cercano a 1,50 euros por mensaje.
En 2012, se enviaban aproximadamente unos 15 millones de SMS cada minuto y eran la forma "más popular" de comunicación a pesar de la competencia del correo electrónico y de la mensajería en redes sociales.
En 2012, se enviaban aproximadamente unos 15 millones de SMS cada minuto y eran la forma "más popular" de comunicación a pesar de la competencia del correo electrónico y de la mensajería en redes sociales.
GTRES
En 2012, se enviaban aproximadamente unos 15 millones de SMS cada minuto y eran la forma "más popular" de comunicación a pesar de la competencia del correo electrónico y de la mensajería en redes sociales.

Once personas han sido detenidas en la Comunidad Valenciana acusadas de integrar una organización presuntamente dedicada a cometer 'microfraudes' mediante el envío de SMS premium, un sistema con el que se estima que han podido estafar a más de un millón de personas y obtener unos cinco millones de euros de beneficio, ha informado en un comunicado la Guardia Civil.

Los miembros de la organización presuntamente mandaban a sus víctimas conocidos SMS de forma masiva como "Ponte en contacto conmigo para la segunda entrevista de trabajo"; "Estoy intentando localizarte en el Facebook" o "Dime si te llegan mis mensajes", entre otros. Cuando la víctima respondía a estos mensajes, se les cobraba un importe cercano a 1,50 euros por cada uno.

La organización desarticulada en la operación 'Telemensaje' llevaba operando en España más de 10 años sorteando los diversos procedimientos legales mediante el uso de testaferros y abogados.

Los agentes han realizado ocho registros en las sedes sociales de empresas de la trama y domicilios de los responsables, donde se han intervenido vehículos de alta gama, joyas de gran valor y dinero. Asimismo, se ha intervenido el material informático utilizado en el centro de operaciones ubicado en Alicante donde almacenaban los datos con toda la información de usuarios estafados y de las campañas fraudulentas que utilizaban.

La red realizaba fraudes en servicios de SMS premium de forma masiva. Para ello, enviaba mensajes SMS a un gran volumen de números de teléfono con un texto que captaba la atención de diversos colectivos, como por ejemplo, el de ciudadanos en situación de desempleo a los que remitían el mensaje "Ponte en contacto conmigo para la segunda entrevista de trabajo", u otras diversas frases de engaño dirigidas a otros grupos.

Falsas oportunidades laborales

Cada vez que un usuario respondía a estos mensajes, se les cobraba un importe cercano a 1,50 euros por mensaje, "sin que existiera ni entrevista laboral ni persona conocida alguna interesada en ese falso contacto". Por otro lado, la organización obtenía gran cantidad de tráfico de SMS de "cientos de miles de usuarios" que, "confundidos y engañados", respondían a los mensajes "creyendo que estaban tratando con alguien conocido, o pensando que podrían optar a una oportunidad en el mundo laboral".

Según la Guardia Civil, a este tipo de hechos se les denomina 'microestafas' ya que tienen como objetivo "conseguir pequeñas cantidades de miles de víctimas que, ante la pequeña cuantía del perjuicio sufrido no suelen denunciar los hechos". La organización contaba con una veintena de empresas ficticias que estaban registradas en domicilios inexistentes o pendientes de alquiler. De esta forma, conseguían mover los beneficios de la estafa y dificultar el rastreo del dinero blanqueado.

Al frente de dichas empresas se hallaban numerosos testaferros que percibían dinero solamente por constar como administradores, sin ejercer realmente labor alguna, con lo que servían de "pantalla" a los verdaderos directores del grupo criminal.

Igualmente la red contaba con un centro de operaciones desde el que se enviaban y recibían los SMS, y en el que trabajaban varias personas encargadas de responder a cada mensaje enviado por las víctimas.Estos trabajadores, todos españoles, se correspondían con personas en situación de "precariedad económica y laboral", que eran explotados por la organización y estaban "permanentemente controlados" con cámaras de seguridad.

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