Pablo Ibar es el único español condenado a muerte, pero su proceso judicial todavía tiene largo recorrido, según aseguran en Amnistía Internacional coincidiendo con la publicación, este miércoles 1 de abril, de su informe anual sobre la pena de muerte.

Ibar, de 43 años y de origen guipuzcoano, lleva 21 años preso en una cárcel de Florida, 15 de ellos en el corredor de la muerte, por el asesinato en 1994 de dos modelos y el dueño de un local nocturno de los que él se declara inocente.

Las últimas noticias sobre el proceso judicial son que la defensa de este preso espera que el Tribunal Supremo de Florida decida "en cualquier momento" sobre la anulación de la sentencia y las celebración de un nuevo juicio contra su cliente.

El responsable de la campaña contra la pena de muerte de Amnistía Internacional, Carlos de las Heras, explica que el Tribunal Supremo de Florida decidió en contra de la repetición del juicio de Ibar en primera instancia, por lo que ahora debe pronunciarse sobre el recurso interpuesto por su defensa. Los que defienden a Ibar consideran que tuvo unos abogados muy poco profesionales cuando fue condenado a muerte.

"En el caso de que decidan que debe repetirse el juicio, Pablo dejaría de estar condenado a muerte. Si desestiman la apelación, Pablo seguiría condenado y entonces el proceso saltaría del estado de Florida a la jurisdicción federal de EE UU. No está en riesgo de ser ejecutado de una manera temprana", explica De las Heras.

Pablo Ibar se encuentra en la actualidad "bien de ánimo y tiene todo el apoyo de su familia, en especial el de su mujer, Tanya, con la que ya tenía una relación antes de ser encarcelado en 1994", explican en AI. Pasa la mayor parte del tiempo recluido en su celda, donde invierte su tiempo en contestar a las numerosas cartas de apoyo que le llegan del exterior.

A diario dispone de dos horas en las que le está permitido salir a caminar a un patio de la prisión. Sin embargo, el único preso español en el corredor de la muerte tiene la mala suerte de estar en una prisión de Florida, "uno de los tres estados de EE UU que más ejecuciones llevan a cabo, junto a Texas y Misuri", recuerdan en Amnistía.