Elegancia masculina o cómo ser llamativamente sencillo

  • "La elegancia es autenticidad, vestir de modo que se represente la forma de ser de cada uno", afirma Eugenia de la Torriente en su obra 'La elegancia masculina'.
  • "Para mí sencillez y elegancia son una única cosa", dice Giorgio Armani, el gran icono de la moda.
  • "Vestirse de tal modo que en las fotos se pueda percibir nuestro estilo, más allá de las tendencias de moda y de las épocas" es otro de los consejos de Armani.
El deportista Josep Guardiola, el rapero Ray J y el escritor Gay Talesse son, cada uno en su estilo, ejemplos de elegancia masculina.
El deportista Josep Guardiola, el rapero Ray J y el escritor Gay Talesse son, cada uno en su estilo, ejemplos de elegancia masculina.
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El deportista Josep Guardiola, el rapero Ray J y el escritor Gay Talesse son, cada uno en su estilo, ejemplos de elegancia masculina.

Nada tienen que ver el escritor Gay Talese con el rapero Ray J, sus estilos son directamente contrarios y sin embargo ambos coinciden en un punto de elegancia, sí, por imposible que parezca, elegancia entendida como la manera de decir quién y cómo eres con aquello que te pones. "Ray J ha sabido construir una imagen semejante al imperio que tiene, Talesse elige con el mismo cuidado sus palabras y su ropa. Y eso es elegancia", dice Eugenia de la Torriente, una de las máximas expertas en moda y autora de La elegancia masculina (Debate).

"Se pueden establecer reglas, dar consejos y ofrecer orientación. Sin embargo, la verdad es que todo depende de la personalidad...", afirma en el prólogo de la obra el que probablemente sea la máxima eminencia en cuestión de atuendo Giorgio Armani, y con ello queda más que explicada la semejanza entre figuras como el escritor y el rapero. Son fieles a su personalidad.

El músico sabe llevar un chándal prácticamente imposible en otro y el intelectual luce sombreros y trajes hechos a medida inimaginables en Ray J.

"La elegancia es autenticidad, vestir de modo que se represente la forma de ser de cada uno", corrobora Torriente. "Es buen gusto más una pizca de osadía". O como decía Brummell: "conspicuosly inconspicuous" (llamativamente discreto).

Añade Armani un elemento clave: "No puede concebirse la elegancia sin comodidad. Y para mí sencillez y elegancia son una única cosa". Otra de sus normas para no equivocarse es "La regla Cary Grant: es decir, vestirse de tal modo que en las fotos se pueda percibir nuestro estilo, más allá de las tendencias de moda y de las épocas. Me viene siempre a la mente Cary Grant, un hombre extraordinariamente elegante, de modo cortés y silencioso, pero con un gran carácter. No es una estrella a la última moda, pero todavía hoy y con el pasar de los años, sigue siendo un verdadero icono del estilo".

Protocolo: ¿sí o no?

"Hay que conocer los protocolos y en principio se deben respetar, pero si uno no es el protagonista absoluto del evento puede romperlo", explica Eugenia, "Fred Astaire, por ejemplo, o el duque de Windsor eran expertos en saltarse los códigos y son iconos de la elegancia".

Lo que también deja claro esta experta es que el problema a la hora de romper el protocolo es que suele ocurrir por desconocimiento, no por elección, y eso sí que no es elegante.

"Vivimos en una sociedad muy informal que desconoce las normas", protesta la directora de Harper's Bazaar. "Lo que no se puede romper es la educación, las normas básicas, que parecen obvias y que sin embargo no siempre se respetan. Y esto no es elegir entre llevar corbata o no, esto es quitarse el sombrero cuando uno se sienta a la mesa o ponerse la servilleta sobre las piernas".

En caso de duda en cuestión de etiqueta lo mejor es preguntar, aunque parezca que eso hará peligrar nuestro ¿prestigio? Siempre será preferible pecar de 'inocente' formulando la pregunta que presentarse con frac en vez de esmoquin.

En cualquier caso, una vez se conozca el código es muy importante el atuendo resulte cómodo, incluso tratándose de un frac. ¿El motivo?: se trasnsmite la sensación de incomodidad de modo inconsciente y eso deja a la elegancia muy lejos.

Si se va a estar incómodo con una corbata, prescindamos de ella, hay maneras de ir elegante y respetar (aunque no del todo) la etiqueta si es que la corbata es requisito para la ocasión. Se puede llevar una buena camisa con una chaqueta y resultar más elegante que con una corbata mal elegida o con la que uno se sienta 'disfrazado'.

Lo mismo (o más) ocurre con la pajarita. ¿Por qué hay quienes resultan ridículos con ella y quienes parecen el colmo de la elegancia con la misma prenda? Cuestión de actitud, personalidad y manera en la que uno se siente con el atuendo.

"Un hombre elegante no debe llevar corbata por obligación", afirma Armani, "Aunque en las ocasiones formales sirve de ayuda, en general no pienso que la corbata pueda ser considerada como símbolo del buen vestir. He propuesto a menudo la camisa sin cuello de inspiración oriental, que encuentro sencilla y sofisticada a la vez. En otras, la camisa completamente abotonada sin otros complementos".

En caso de elegir corbata deja claro su pensamiento: "Nunca exagerada o extravagante".

Aproximaciones elegantes

"Una camisa blanca no falla, es elegante siempre", dice Ana Iriberri, "a cualquier edad y en cualquier situación funciona, da un toque de nobleza y aporta juventud.  Es mi favorita. De todos modos me decanto siempre por las camisas lisas, los estampados son muy difíciles; y las combinaciones entre ellos, muy peligrosas, hay que saber muy bien cómo hacerlo y tener la osadía y clase suficiente como para acertar. Muy pocos pueden combinar con elegancia rayas, y lunares. Con los colores estridentes, no hay duda: es imposible lucir elegante con ellos".

Si no se quiere caer en la extravagancia de mal gusto y se apuesta por lo seguro hay un modelo que no falla: corbata azul marino, camisa blanca y traje oscuro. Si añadimos un abrigo o chaquetón de paño que no sea demasiado largo, la elegancia está garantizada.

¿Y qué pasa con los vaqueros? Porque parece que siempre se puede ir en vaqueros en la sociedad actual... "El vaquero es como: no sé qué ponerme y me pongo esto, si se abusa de ellos, quien siempre va con ellos no arriesga nada", dice la diseñadora Iriberri, "con un simple cambio de elección, en lugar de vaquero un buen pantalón azul marino se ofrece una imagen mucho más sofisticada, menos simple".

¿Sirven de pana? "No, nunca, la pana por fina que sea. La dejaría sólo para los niños. Que luego podamos ver a un hombre que los defienda como si fueran lo más sofisticado y lo logre puede ser, pero en general no será ése el resultado. Y en ninguna ocasión, ni formal ni informal, quitaría los pantalones de pana de los armarios masculinos". Tampoco una raya ancha en una camisa lo es ni los cuadros, salvo que sean muy pequeñitos, tipo vichy y de color azul".

Otro imprescindible en cuestión de elegancia es el zapato. Hay acuerdo: tiene que ser bueno, jamás será elegante un zapato 'malo'. La calidad en este punto es esencial. "Aunque en determinadas personas, pensemos en un rapero, igual es mejor una zapatilla de deporte negra a un zapato de charol de punta".

Algunos hombres elegantes

Giorgio Armani. Según Eugenia de la Torriente es el ejemplo por excelencia de la elegancia y la fidelidad a sí mismo, además de haber sido quien más ha marcado la moda actual.  "Lleva la elegancia en la sangre, y además se ha sabido adaptar a los tiempos", señala Ana, "la sobriedad en él es clave igual que el corte de sus trajes, que está absolutamente estudiado, y sabe cómo poner el detalle, es un experto en el detalle y en romper ciertas normas con total elegancia".

Josep Guardiola. "Es el ejemplo de cómo el deporte puede dar iconos de elegancia, inteligencia y autenticidad", dice Eugenia. Ana Iriberri añade: "Su evolución ha sido un ejemplo de cómo al madurar ha encontrado un estilo, y ahí reside la elegancia: en crear un estilo propio que destaca por ser diferente. En su caso es un casual chic que sabe adaptarse a las situaciones sin salirse nunca de su propio estilo. Su rupturas son siempre acertadas".

Andrés Velencoso. "Tiene un estilo muy definido, no es en absoluto clásico, y sabe cómo vestirse cuando no va con traje", señala la autora de La elegancia masculina. "Es elegante y guapo, el físico está muy a su favor y eso ayuda mucho. Sabe vestir y, en su caso es innato. De repente se pone zapatillas con pantalón pitillo y va estupendo. Tiene un estilo propio que refleja quién es. Sabe proyectar la imagen que quiere dar y que es publicitaria", explica la asesora Iriberri.

Gay Talese. "Elige con el mismo cuidado sus palabras y su ropa. Es fiel a sus trajes de sastre y a sus sombreros", señala Eugenia. "Para llevar sombrero hay que tener una gran personalidad, no todo el mundo se atreve con eso o con un bastón o unos guantes. Y que lleve trajes a medida refleja que es un hombre detallista y que quiere destacar. Está diciendo con su ropa: a mí no me vale cualquier cosa".

Ray J. "Rapero y empresario que ha construido un auténtico imperio y lo refleja en su modo de vestir, eso también es una manera de ser elegante", recalca De la Torriente. Coincide Ana: "Defiende bien lo que lleva porque es una manera de reivindicar su situación, es como el ruso al que le gusta el oro".

Federer. "Es un hombre que derrocha clase en las pistas de tenis y fuera de ellas", resume Eugenia así el estilo del tenista.  Para Ana la elegancia en él es innata: "Tiene clase, y eso se lleva en la sangre, en su caso se ha tenido que pulir. Da igual lo que se ponga, derrocha estilo".

Antonio Banderas. "Se ha refinado con el tiempo y ha conseguido su propio estilo", coinciden Torriente y Ana Iriberri. Ambas señalan cómo es posible lograr ser elegante, aprender, que es lo que comentan que ocurre en el caso del actor español: "ha aprendido con la madurez". Iriberri especifica: "De joven no era precisamente alguien que destacara por su elegancia, y hoy su estilo es mucho más depurado y refleja también el estado en el que se encuentra".

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