El equipo de investigadores y expertos que lleva un año buscando los restos de Miguel de Cervantes tendrá que volver a empezar de cero, esta vez en Alcalá de Henares —donde se encuentra el osario de una de las hermanas del autor de Don Quijote de La Mancha—, si quieren comunicar al mundo con una certeza inapelable que en el convento de Las Trinitarias de Madrid se halla el cadáver del escritor. Lo que han anunciado este martes se queda en un mero "es posible" que no cumple con las enormes expectativas que había generado el proyecto.

Sí, el doctor Francisco Etxeberría, el director del estudio, y su equipo están "convencidos" de que entre los miles de fragmentos hallados en el subsuelo de la cripta hay algo de Cervantes. Todas las pruebas documentales, históricas, arqueológicas y antropológicas así lo indican. De hecho, aunque no se ha podido separar el cuerpo del escritor, hay seis restos cadavéricos con muy serias posibilidades de ser él.

Al menos tres de ellos podrían pertenecer a ancianos con la mandíbula desdentanda, igual que Cervantes, que fueron enterrados allí en la misma época en la que se dio sepultura al autor: "Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias. Aun así, no se puede asegurar con certeza matemática", explica Exteberría.

La única posibilidad, ahora, pasa por encontrar los restos de la hermana del escritor y cotejar sus restos de ADN con los de Las Trinitarias, algo que "va a ser casi imposible", según el propio doctor, aunque su equipo ya se encuentra estudiando las posibilidades de sacar la empresa adelante.

Los restos de un varón de 69 años, con seis dientes, una cruz de madera en su mano diestra y la mano izquierda atrofiada con restos de plomo por efecto de los arcabuzazos de la batalla de Lepanto. Ninguna de estas evidencias se ha podido encontrar debido al deficiente estado en el que se encuentran los huesos.

Los historiadores tuvieron que revisar a fondo los archivos históricos del Ayuntamiento para poder dilucidar el punto exacto del monasterio en el que se podrían encontrar los restos. Después, un georradar ayudó a rastrear el subsuelo de la cripta para que un equipo de arqueólogos bajara a realizar exhumaciones in situ y analizar los huesos.

Todo apunta a que el propio escritor quiso ser enterrado allí. Aunque aún se continúa buscando el testamento que así lo confirme. El convento estaba situado en el mismo barrio donde vivía Cervantes, a pocos metros de su casa, y fue la congregación de los trinitarios la que le ayudó a escapar de su cautiverio en Argel. También en este convento había profesado como religiosa una hija extramatrimonial del escritor.

Los investigadores localizaron al principio de las exhumaciones un féretro con las iniciales M.C. remachadas en hierro, pero el propio director del proyecto explicó horas más tarde que los cuerpos que se habían descubierto en ese nicho no se correspondían con la edad con la que murió Cervantes. En Las Trinitarias se han constatado más de 200 enterramientos, la mayoría de niños, repartidos entre 36 nichos y sepulturas. Las iniciales M.C. aparecieron en el nicho número 1, que había sido rellenado con restos de otros enterramientos anteriores.

En la capa más profunda del subsuelo, donde se encuentran los restos en peor estado de conservación. Allí se encontraba la reducción (restos de varios cadáveres apilados en un mismo osario) número 32, con al menos 15 cuerpos que fueron inhumados entre 1612 y 1630. También se encontró una moneda de 16 maravedíes del siglo XVII y varios objetos que confirmaban esa fecha, una que época coincide con el fallecimiento de Cervantes.

Las dos pruebas más concluyentes han sido un documento hallado por el historiador Francisco Marín Perelló en febrero de este año donde se constata que en la época en la que se reformó el convento se produjo el traslado de los 17 cuerpos que habitaban en la iglesia original, entre los que se encontraban los restos de Miguel de Cervantes y su esposa, Catalina de Salazar. Este documento coincide con el número de exhumaciones y con la fecha de enterramiento de los cadáveres de la reducción número 32.

Hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos cuatro masculinos, dos femeninos, dos indeterminados y dos probablemente masculinos). Al menos tres de ellos podrían ser ancianos, lo que se corresponde con los 17 enterramientos documentados en la iglesia original, antes de que se efectuara el traslado. Todos tenían algún tipo de relación (familiar o de amistad) con Cervantes. Como, por ejemplo, el casero del escritor, Francisco Martínez, que fue capellán de la iglesia de San Ildefonso.

Las dos fases de búsqueda han supuesto un gasto de 114.000 euros a las arcas municipales, aunque posiblemente la tercera fase, que incluiría los análisis genéticos y la búsqueda del testamento de Cervantes, sea la más costosa y la que lleve más tiempo. El Gobierno local ya ha adelantado que desembolsará todo el dinero que haga falta para proseguir con la búsqueda ya que encontrar los restos de Cervantes sería algo "muy beneficioso para los madrileños y para la historia".

Para empezar, habría que encontrar los restos de una de las hermanas de Cervantes que se sabe enterrada en un templo de Alcalá de Henares y luego cotejar los restos, pero los análisis genéticos y las nuevas excavaciones a realizar encarecerían mucho el proyecto.

La dificultad no estriba solo en la deficencia de los restos encontrados. De hecho, hay algunas piezas (restos de calaveras y mandíbulas, sobre todo) bastante susceptibles de poder albergar restos de ADN. El problema principal vendría de encontrar de los restos de la hermana de Cervantes en Alcalá, ya que sus huesos se encuentran desperdigados en un osario con otros cientos de cadáveres (también en muy mal estado, probablemente), lo cual imposibilitaría el cotejo.

La propia Ana Botella ha certificado que el Ayuntamiento ya estudia la posibilidad de realizar un homenaje a Cervantes en su punto de enterramiento, aunque primero habrá que hablar con las monjas. El lugar no solo sería un punto de peregrinaje hacia la tumba del escritor, sino también un importante foco de atracción turística. Fuentes de la investigación han indicado que las monjas trinitarias no pondrán problema alguno para mostrar en la capilla de la iglesia los restos de Miguel de Cervantes hallados. El Ayuntamiento de Madrid acaricia la idea de que se oficie una misa el 23 de abril, fecha del enterramiento del escritor en 1616, que podría contar con las más altas personalidades del Estado.