La velocidad de caída de un cuerpo o la atracción de los polos opuestos son algunas de las fuentes de inspiración para crear un mundo mágico que desde el principio de la obra atrapa la atención de los niños. Resulta divertido ver cómo durante las coreografías, los cuerpos de los bailarines se atraen entre sí o se dejan seducir por la fuerza que les precipita hacia el suelo. El dinamismo de la acción, que combina equilibrio, poesía, humor y ternura se completa con varios juegos con pelotas, globos, aros, cometas, trompos y proyecciones de vídeo donde se ve a los bailarines volando.
Todo ello les sirve para demostrar que en este mundo todo es pura física.
* Teatro Central. Avda. José de Gálvez, 6. Hoy y mañana, a las 18 horas. Entrada: 6 euros.
Newton y la danza
La fascinación que el coreógrafo y director Toni Mirá siente por la física le llevó a crear en 1990 para Nats Nens la coreografía Newton, con la que Fisi-K guarda ciertas similitudes, sobre todo en el dinamismo de la acción.
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