«La explicación es que no siempre los accidentes están causados por ir demasiado deprisa», aclara Antonio Lucas, responsable de seguridad vial de RACE. «Los radares –continúa– son una solución a corto plazo y sobre un problema muy determinado, pero no eliminan el riesgo de muerte».
Esta teoría no ha podido comprobarse en los 40 kilómetros de la N-340 que separan Castillo de Baños de Almuñécar. El tramo de vía más complicado y que el año pasado registró 40 accidentes con víctimas carece de radar, al igual que en la A-92 a la altura de Albolote o en la A-92 G en Santa Fe, con seis accidentes cada una.
Sin víctimas
Las carreteras sin puntos negros, pero en las que sí se han instalado este año controles, son la A-92 Norte, a la altura de Hernán-Valle y la GR-3303, en el kilómetro 2,6 dirección Granada-Las Gabias. Aquí, la supuesta velocidad de los coches no causó accidentes con víctimas en 2006.
13 nuevos antes de fin de año
Tráfico ha puesto este año en funcionamiento cinco radares nuevos y espera colocar otros seis antes de 2008. Las directrices aludidas por la DGT cuando informó de su puesta en marcha eran que se instalarían en puntos negros o en tramos con accidentes donde la velocidad fuera decisiva. Sin embargo, en Granada, de los cinco radares nuevos, dos se han instalado en carreteras en las que no ha habido sucesos con víctimas en los últimos dos años.
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