Los seguidores de Tsipras, seguros de ganar, mientras los de Samaras confían en los indecisos

Los seguidores del líder izquierdista Alexis Tsipras están seguros de que este domingo ganarán las elecciones griegas, mientras que los partidarios del conservador Andonis Samaras confían en "el 14% de los indecisos". Así terminaron sus mítines sus respectivas campañas electorales la formación izquierdista Syriza y la gubernamental y conservadora Nueva Democracia en Atenas.

Unos 10.000 seguidores de Tsipras acudieron a escucharle el jueves a la plaza Omonia, en el centro, mientras que más de 5.000 partidarios de Samaras se tuvieron que desplazar, muchos en autobuses, a un polideportivo de las afueras este viernes. Más allá del ejercicio de autoafirmación que supone un mitin electoral, los seguidores de uno y otro partido mostraron diferentes sensaciones con respecto al resultado del domingo.

Un polideportivo repleto de banderas griegas y gritos de "Hellas, Hellas, Andoni Samaras (Grecia, Grecia, Andoni Samaras) o "Grecia es azul" —en referencia a los colores de Nueva Democracia— recibió la noche del viernes al todavía primer ministro y líder de los conservadores griegos.

Lesteris Rizos, un joven seguidor, no se mostraba tan eufórico: "En realidad, las posibilidades de que gane Nueva Democracia son muy escasas, a pesar de que creo que ha hecho un buen trabajo con las reformas económicas que tenía que hacer". "En cuanto a Tsipras creo que es como otros políticos que ha tenido este país. Ya veremos cuál es su cara real", dijo.

Otro seguidor de mayor edad pensaba que los números aún podían cambiar y que no era buena idea dejar el gobierno de Grecia a un Tsipras que consideraba "poco profesional y de un nivel muy bajo". "Hay que tener esperanza hasta el último minuto", dijo otra seguidora mientras repartía folletos con la cara de su líder. "Ha hecho un buen trabajo y es el único que conoce cómo funciona la Unión Europea".

La confianza en que todavía pueden alcanzar la victoria el domingo es el mensaje más común entre los seguidores de Samaras, junto con el de que sería necesario un segundo gobierno de Nueva Democracia para afianzar el trabajo hecho.

Samaras confía en los indecisos

El propio Samaras afirmó durante la jornada de reflexión en Grecia que "el 14% de los indecisos" votará por su partido y dará la victoria a Nueva Democracia. "Somos fuertes. El 14% de los indecisos está con nosotros", pronosticó Samarás este sábado en la carpa que tiene instalada su partido en la céntrica plaza Syntagma, frente al Parlamento heleno.

Sin embargo, por lo que dicen las últimas encuestas, no parece que esa confianza en la victoria vaya a convertirse en real.

En ellas, el partido izquierdista Syriza logra ampliar su ventaja frente a los conservadores de Nueva Democracia, y dispone de un margen de entre el 5% y el 10%. Los últimos sondeos dan a la formación que lidera Alexis Tsipras una intención de voto de entre el 30% y el 35%. Y eso lo saben los seguidores de la izquierdista Syriza y de su líder Alexis Tsipras, que el jueves reunió en la céntrica plaza de Omonia a más de 10.000 simpatizantes, el doble que en las europeas de mayo de 2014.

Enarbolando banderas rojas y con los colores de Syriza —alguna griega— los simpatizantes de Tsipras jalearon a su líder al grito de "Ni Samaras ni Venizelos (ministro de Exteriores socialista), ha llegado el momento de la izquierda". "Vamos a ganar. Lo importante ahora es saber por cuánto y si conseguimos mayoría absoluta", dijo Yorgos Katerinis, un simpatizante de Syriza, que se declaró harto de "los cinco años de memorándum (programa de rescate)".

Samaras y Tsipras: dos campañas muy distintas

En su mitin, Samaras, con una voz muy ronca tras una polarizada campaña electoral, habló solo. En el de Syriza subió al estrado Pablo Iglesias, el líder de Podemos, con quien se fundió en un abrazo. El político español incluso se atrevió con el griego.

Samaras utilizó buena parte de su discurso para criticar a Tsipras, a quien acusó de engañar al pueblo y de defender una política abocada a llevar a Grecia a la "quiebra". Por su parte, Tsipras huyó de la crítica hacia su oponente y se refirió a que tenía "una visión": una Grecia como un país de derecho, de una sociedad abierta a las diferencias, con igualdad de oportunidades para todos.

Si los seguidores de Tsipras creen que este es el tiempo del cambio, los de Samaras, por el contrario, piden más tiempo para finalizar "un buen trabajo". Decía una joven seguidora de Samaras que Tsipras "es joven, tiene una idea pero no creo que la pueda cumplir. No conoce Europa y no creo que pueda hacer lo que el país necesita".

Pero en la Plaza Omonia, los seguidores de Syriza se preguntaban por qué no se puede poner su plan en marcha e "ir más allá". Y por lo que dicen las encuestas, están a punto de conseguirlo.

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