
Las autoridades egipcias se encuentran inmersas en una investigación que pretende esclarecer si la máscara de oro de Tutankamón, que pertenece al Museo de antigüedades egipcias de El Cairo, ha sufrido a lo largo de los últimos meses algún tipo de daño; una operación que se ha iniciado a raíz de una denuncia que interpusieron un grupo de técnicos del museo de manera anónima por miedo a represalias.
Tal y como publica la versión digital de Al Ahram —citando a fuentes del propio museo—, la pieza de más de tres milenios de antigüedad fue dañada accidentalmente el año pasado durante los procesos de limpieza y restauración, provocando el desprendimiento de la barba trenzada azul y dorada. En ese momento, un equipo de conservadores procedieron a reparar el daño utilizando Epoxy, un tipo de resina similar al pegamento superglue.
"El Epoxy no es un material adecuado para restaurar la máscara, aunque se trate de una sustancia muy resistente para fijar metal y piedra", comenta uno de los conservadores al rotativo. "Lamentablemente el Epoxy se ha secado dejando un hueco —de color amarillento— entre la barba ornamental y la barbilla del joven rey, mientras que antes estaba conectada directamente", añade.
La máscara, que mide 54 centímetros de altura y pesa 10,23 kilos, debería haber sido trasladada al laboratorio de conservación para proceder a estudiar el daño, según comenta la misma fuente. Sin embargo, la orden de remediar los daños inmediatamente la emitieron "los de arriba", con el fin de volverla a exponer en la sala principal de los tesoros del faraón cuanto antes.
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