En territorio volcánico

El Cabo de Gata, en Almería, es visita obligada para los adictos a costas vírgenes.
La playa de los Muertos, uno de los atractivos del Parque Natural del Cabo de Gata.
La playa de los Muertos, uno de los atractivos del Parque Natural del Cabo de Gata.
La playa de los Muertos, uno de los atractivos del Parque Natural del Cabo de Gata.
Un escenario marciano creado por la acción de antiguos volcanes ya apagados, con 45 kilómetros de costa virgen. Eso es el Parque Natural del Cabo de Gata y Níjar, el espacio protegido marítimo-terrestre de mayor superficie del mar Mediterráneo occidental europeo.

Su riqueza de flora y fauna, que reúne una gran cantidad de especies exclusivas, le han valido numerosas figuras de protección. Fue catalogado como Reserva de la Biosfera en 1997 y Humedal de Importancia Internacional RAMSAR antes, en 1989.

La belleza de este espacio también reside en su interior, en el que esconde piedras preciosas y metales tan valiosos como el oro. Por eso los antiguos lo llamaban El Promontorio de las Ágatas. Se pueden visitar las minas a cielo abierto de Rodalquilar, que dieron sustento a la población allí establecida.

Este agujero en el terreno es una de las pocas alteraciones que ha sufrido el parque, a pesar de que el fantasma de la especulación urbanística se cierne sobre sus costas.

Sin duda, su fama se centra en sus kilométricas playas y sus recogidas calas. Entre ellas destaca la playa de Los Muertos, decorada con rocas volcánicas de formas caprichosas y bañada por aguas cristalinas. También es digna de mención la playa de Las Negras, enmarcada por inmensos monolitos naturales en donde si uno deja volar su imaginación, puede descubrir rostros de africanas esculpidos en la roca. Sus fondos marinos bien merecen la práctica del buceo, actividad que está en auge en el lugar.

En el Cabo de Gata, situado al borde de la Península, los atardeceres dibujan un cielo de colores en días despejados, mientras se aprecia cómo el sol se pierde entre las aguas.

La torre de los lobos

Pocas son las elevaciones existentes en el parque. Entre ellas destaca la Torre de los Frailes, situada en un promontorio de 360 metros de altitud. En veinte minutos es posible coronar esta pequeña cima y desde arriba se aprecia una amplia panorámica de gran parte del litoral. En la lejanía, destaca el monte de Las Teticas o Las Hermanicas, antiguo cono volcánico de doble cráter que decoró las costas con su lava.

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