Fotos que muestran a británicos emborrachándose hasta caer al suelo para 'buscar el olvido'

  • El inglés Peter Dench reúne en 'Alcohol & England' fotos de las monumentales curdas de sus conciudadanos, que figuan entre los más bebedores del mundo.
  • El reportero se preguntaba por qué los británicos sólo saben beber hasta caer.
  • Su respuesta es que el alcohol funciona como 'analgésico' existencial : 'Somos una nación que busca la comodidad del olvido en el fondo de una botella'.
Foto de Peter Dench de un agente de Policía junto a un joven borracho y sin sentido en el centro de Plymouth
Foto de Peter Dench de un agente de Policía junto a un joven borracho y sin sentido en el centro de Plymouth
© Peter Dench / Reportage by Getty Images
Foto de Peter Dench de un agente de Policía junto a un joven borracho y sin sentido en el centro de Plymouth

Como prueba indiscutible de cuánto y hasta qué punto importa el alcohol en el Reino Unido, el fotógrafo Peter Denchenumera algunos de los muchos términos del idioma inglés británico para describir el estado de embriaguez: pickled, soused, mullered, blotto, hog-whimpering, pie-eyed... "La presencia de tantas palabras sin duda dice algo de los propios ingleses", dice Dench, que se ha propuesto indagar en imágenes por qué y cómo consumen alcohol sus conciudadanos.

La investigación del reportero se desarrolló sobre el terreno, en fiestas, jaranas, pubs de barrio, verbenas, reuniones sociales, clubes y aceras de cualquier localidad... No hizo distingos: acudió a actos de tanto relumbrón como las carreras de caballos de Ascot y Epsom como a locales de bajo estofa; presenció reuniones de intercambio de parejas y peleas entre borrachos. El resultado es la monografía A & E: Alcohol and England, una colección de imágenes que recorren la leve frontera entre lo gracioso y lo patético cuando de borracheras se trata.

11,6 litros de alcohol por año

Según el último informe sobre consumo de alcohol en el mundo [PDF, 7,25 megas, en inglés] de la Organización Mundial de la Salud, con datos de mayo de 2014, el Reino Unido está en el club dudosamente meritorio de las naciones más bebedoras del mundo: cada persona mayor de 15 años sale a 11,6 litros de alcohol puro por cabeza y año.

La media global es de 6 litros por persona y año. En Europa asciende a 10. El primer puesto en el ranking mundial lo ocupa Bielorrusia (17,5), seguida por Moldavia (16,8), Lituania (15,4), Rusia (15,1) y Rumanía (14,4). En el extremo opuesto están Turquía (2), Azerbayán (2,3) e Israel (2,8). España está  por encima de la media europea y en zona caliente: 11,2 litros [PDF].

3,3 millones de muertos

La organización sanitaria atribuye a la droga, legal en casi todo el mundo pese a ser la consecuencvia primaria de 200 enfermedades graves, y al acoholismo 3,3 millones de muertes en 2012, último año con datos. Más de la tercera parte de las personas mayores de 15 años, en concreto el 38,3% de la población del planeta, consume alcohol con frecuencia diaria. Los costes sociales del consumo son cuantificados en Europa en 125.000 millones de euros al año.

Conocedor, como británico, de cuánto y con qué frecuencia se bebe en su territorio, Bench deseaba ir un poco más allá de lo cuantitativo y saber por qué sus conciudadanos sólo saben beber hasta caer y una vez comenzada la ingesta-ritual son incapaces de parar. Después de acabar el reportaje se atreve con una respuesta un tanto desoladora: "Somos una nación que busca la comodidad del olvido en el fondo de una botella".

'¿El clima?, ¿la torpeza de la clase media?...'

Con ingenio y ánimo desafiante —mete la cámara en el medio de la acción y se deja arrastrar por la marea de intoxicados—, el fotógrafo afrontó el trabajo con otras preguntas sin respuesta sobre las razones de la inmoderada forma de beber de los británicos. "¿Es simplemente por el clima impredecible de nuestro país? ¿Es para superar la torpeza inherente a la clase media? ¿Es sólo porque el inglés es culturalmente más avanzado y se ha dado cuenta de que no existe cura para la condición humana?", apunta con humor.

El libro, editado por Bluecoat Press [156 páginas y un PVP de 19,99 libras esterlinas], culmina con la convicción de que tras la "embriaguez anglo-celta" está la búsqueda de un "analgésico existencial que, además, sabe de maravilla". El trabajo de Dench muestran de modo convincente que la fotografía, como el alcohol, también puede ser "perfectamente embriagadora". Eso sí, ninguna de las fotos son de esas que los protagonistas desean ver al día siguiente, cuando la sobriedad postresaca les hace juzgar el ridículo de la noche anterior.

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