Un médico para la eternidad

Apenas un mes después de que Franco declarara el final de la Guerra Civil en  España (1 abril de 1939), el médico que había dirigido la sanidad en Madrid desde 1936 y la de toda la España no sublevada desde 1937, se exilió en la Unión Soviética (URSS). Con él se marchaba, además de su conocimiento científico, su capacidad organizativa y su alta valía humana, su recuerdo. Como si hubiera sido condenado a una damnatio memoriae romana, durante las siguientes décadas, prácticamente hasta hoy mismo, el doctor Juan Planelles Ripoll desapareció de la historia política, social y científica de nuestro país. Se convirtió en un completo desconocido para los españoles.

Nacido en Jerez de la Frontera en 1900, Juan Planelles era hijo de un médico militar del mismo nombre destinado en ese pueblo gaditano. De fuerte personalidad, anticlerical y liberal a ultranza, probablemente transmitió a su hijo su "apasionado materialismo ante todos los problemas científicos y filosóficos", además de "una fe inquebrantable en el futuro de la sociedad liberada de explotadores", según dejó escrito nuestro protagonista en 1950.

El padre lo inscribe en la escuela Primaria más pobre de Jerez, en la que tiene su primer contacto con la forma de vida de las clases menos favorecidas. Bachillerato en Málaga, Medicina en la Universidad Central de Madrid... Se licencia en 1922 con premio extraordinario. Al año siguiente, se doctora.

Tras algunos trabajos más o menos burocráticos, viaja becado a Alemania en 1926, y algo después, a Holanda, para ampliar estudios. A su vuelta, gana la cátedra de Terapéutica en la Universidad de Salamanca y más tarde es uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Clínicas de Madrid, espacio en el que inicia sus trabajos sobre farmacología industrial y control de medicamentos.

A comienzo de los años treinta colabora con Gregorio Marañón en el Instituto de Patología Médica y conoce a Dolores Ibárruri (la Pasionaria), afiliándose al Partido Comunista. En 1934 publica el libro divulgativo Los purgantes: su empleo y sus peligros. Entre 1935 y 1936 edita el primer trabajo en España sobre reflejos condicionados, inspirado en las teorías de Pávlov.

En tiempos de guerra

Llega al Comité Central del PC, y una vez comenzada la Guerra Civil dirige la transformación del Hospital Obrero de Maudes, en Madrid en su calidad de jefe de Sanidad de Madrid. En esos años es, sucesivamente, director de Servicios Sanitarios del Ejército del Centro, inspector general de Sanidad Militar, y desde mayo de 1937, subsecretario de Sanidad Pública del Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad. Toda la sanidad española en zonas no rebeldes estaba en sus manos.

Cuando llega a la URSS, en mayo de 1939, perdida la guerra española, está a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial. El Estado soviético le proporciona trabajo inmediatamente. Primero, profesor de Farmacología de la Facultad de Medicina de Sarátov; luego, ya en 1942, en la Universidad Engels de Ufá (Bashkiria). En esos años descubrirá una vacuna contra la disentería y escribirá un libro de amplia difusión: Efectos secundarios del tratamiento con antibióticos de las infecciones provocadas por bacterias.

Antes de acabar la II Guerra Mundial se instala en Moscú. Colabora en el Instituto Central de Investigaciones Científicas y es nombrado jefe del Departamento de Patología Infecciosa y Terapia Experimental del Instituto Gamaléya, para el que trabajará casi 30 años y hará importantes descubrimientos. Accede, así mismo, a la Academia de Ciencias Médicas de la URSS.

Planelles y su segunda mujer, Nieves Cruz Arnáiz, retornaron a España, por fin, en 1970. Pronunció una conferencia en Madrid y, unos meses después, viajó a Valencia, a un simposio internacional sobre antibióticos, y a Málaga, a visitar a su anciana madre. Al año siguiente, 1971, se jubiló en el Instituto Gamaléya.

El doctor Planelles murió el 25 de agosto de 1972 en Ochamchira (Abjasia), debido a un accidente vascular cerebral y a la repetición de un ictus. Una muerte repentina que despertó rumores acerca de la auténtica causa. Él había insistido, ilusionado, en volver a España definitivamente, pero parece que el KGB se lo había prohibido en represalia a su simpatía por el incipiente eurocomunismo. Esta prohibición lo  sumió en una profunda depresión. Unos años después fallecía también su compañera Nieves. Y comenzaban unos años de injusto olvido.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento