Se trata de 2.711 bloques irregulares de hormigón, que ocupan 19.000 metros cuadrados en pleno centro de Berlín, junto a la Puerta de Brandemburgo. El monumento, cuya construcción se ha retrasado diez años, no está exento de polémica: hay críticas porque no recuerda a las víctimas no judías, y también porque la sustancia que recubre las piezas la ha suministrado una empresa heredera de la que fabricó el gas empleado en los campos de exterminio.
El gran monumento a las víctimas del holocausto
Alemania inauguró ayer, a los 60 años del fin de la segunda guerra mundial, su gran monumento a los millones de judíos asesinados por el nazismo.
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