Un riff macizo y un brinco sublevado (ambos gentileza del guitarrista The Edge) marcan el comienzo del anuncio que promociona Songs of innocence, el nuevo álbum de U2 y el decimotercero de su carrera. A continuación, estalla un grito de guerra juvenil y un estribillo vitamínico, el del primer sencillo del disco (The Miracle of Joey Ramone), que Bono borda de notas elevadas, estirando el cuello como un dragón. "¿Creíais que estábamos acabados? Pues os vais a enterar", parece que vociferan los componentes de la banda mientras ensayan ágiles piruetas y poses rockeras. Como si la edad —todos superan los 50— no hubiera sido capaz de endurecer sus articulaciones. Tampoco, su capacidad para abrazar la modernidad. Mucho menos, para menoscabar su olfato comercial.
El pasado 9 de septiembre la compañía Apple anunció un acuerdo pionero para distribuir de forma online y gratuita el último álbum de U2 a través de la iTunes Store. Una acción que concluye este lunes, un día antes de que el disco físico se ponga a la venta.
La iniciativa ha reportado alabanzas, reproches (algunos usuarios recibieron en su carpeta el álbum sin haberlo solicitado) y más de 70 millones de euros para la formación musical. También, las críticas de los expertos, que no se ponen de acuerdo sobre si este nuevo trabajo que bucea en los orígenes post punk de la banda, así como en la electrónica y el ambient que practicaron en los 80, es capaz de aupar a los irlandeses al trono del pop internacional que no lograron recuperar con el CD anterior, No Line on the Horizon (2009).
Todo parece indicar que los de Bono llegan ahora más preparados. Durante un lustro, han descartado numerosas grabaciones hasta obtener un álbum que no solo estuviera a la altura de su sello, sino que igualara "lo mejor de la carrera de U2", según ha confesado Bono, que también asegura que el grupo nunca imaginó que llegaría a convertirse en lo que es hoy. Es decir, una de las formaciones más longevas, reverenciadas y millonarias de la historia del pop, pese a los inevitables altibajos tras casi cuarenta años en la carretera.
De los círculos alternativos a los estadios
Los componentes de U2 eran todavía unos adolescentes cuando montaron la banda. La iniciativa partió del batería, Larry Mullen Jr., que colgó un anuncio en el tablón de su colegio para buscar músicos. Apenas cuatro años después —y varias horas de ensayo en los garajes familiares— U2 publicaba su primer álbum, Boy (1980), ganándose cierta reputación entre los círculos de rock alternativo.
Todavía debieron esperar a 1983 para que War, su tercer título, alcanzara el número 1 de las listas de su país y se aventurara en el Top20 estadounidense. Cuatro años más tarde, los irlandeses se habían consolidado con una de las grandes propuestas pop del momento. El disco The Joshua Tree les dio entonces su primer Grammy y, con ello, su pasaporte a la fama internacional y eterna.
Bono, más allá de U2
El carisma de su frontman, Bono, ha jugado a favor de la popularidad de la banda. El intérprete y compositor compagina actualmente la música con una prolífica labor solidaria.
Su apoyo a la lucha contra la pobreza en África le ha llevado a estar nominado en dos ocasiones (en 2005 y 2006) al Premio Nobel de la Paz. Además, ha colaborado con asociaciones como Amnistía Internacional o Greenpeace.
Maestros del directo
Una de las grandes especialidades de la banda son los directos. Con ellos ha protagonizado algunas de las giras más exitosas y taquilleras de la historia. En cuanto a conciertos, hay algunos que también serán recordados:
¿Cómo es 'Songs of innocence'?
El CD que mañana llega a las tiendas regresa al sonido desnudo con el que nació la banda mientras aborda temas como el hogar, los parientes y Dublín, su ciudad natal. Esa también es la inspiración de la carátula, donde el batería Larry Mullen Jr. abraza, protector, la cintura de su hijo. "U2 siempre ha sido un asunto de comunidad, de familia y amigos", argumenta Bono, que recuerda que el niño que ocupó en 1983 la portada de War no era otro que el hermano pequeño de un amigo suyo (Derek Rowan) que vivía en su misma calle.
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