Ellos quedaron fuera de la UPV por su negativa a convertirse en funcionarios españoles. Ahora, un resquicio legal puede permitir que vuelvan a las clases el próximo curso. Una rendija que el rector Juan Ignacio Pérez ha querido exprimir, y que está levantando ampollas.
La Ley del Sistema Universitario Vasco acoge en su disposición transitoria segunda que aquellos profesores que hayan dado clase en la UPV durante cinco años pueden volver a las aulas, aunque en este momento estén en la inactividad. Obtendrían así la plaza de profesor adjunto o colaborador. A esta opción optan no sólo los seis profesores en protesta, sino hasta 80 docentes.
«Es un auténtico escándalo. Es un regalo al sector radical de la UPV para mantenerlo tranquilo... Es inaudito... Crear 80 puestos nuevos sin necesidad», se indigna un portavoz de UGT.
«Han dicho tantas barbaridades...», lamenta Joserra Etxebarria, uno de los docentes en protesta. «No queremos hacer declaraciones. Queremos que se dé salida a nuestro problema», añade amable tras la pancarta que sostiene cada día desde el año 1994.
No hay sitio para todos
Por la UPV transitan centenares de becarios, sustitutos, colaboradores... que ansían una plaza estable en la Universidad. CC OO, UGT y numerosos jefes de departamento piden al rector que cierre la puerta a los 6 profesores en protesta.
Éstos tienen ya edades avanzadas y los críticos con ellos piden dar preferencia a los jóvenes. Todo esto es fruto de un cambalache político. El PSE recurrió al Tribunal Constitucional la parte de la ley vasca de universidades que permite a los seis docentes volver a dar clase. Al final, los socialistas dieron marcha atrás para lograr el apoyo del PNV en el Parlamento español.
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