Dos cabecillas de una facción de los Black Panthers han aceptado este lunes penas de siete y ocho años de prisión, respectivamente, por liderar una organización dedicada al tráfico de drogas afincada en Barcelona y en la población vecina de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

En la sección quinta de la Audiencia de Barcelona debía celebrar desde este lunes y a lo largo de un mes, en el auditorio de la Ciudad de la Justicia, el macrojuicio contra 23 integrantes de la banda, acusados de lucrarse con el tráfico de hachís y marihuana y de amenazar y coaccionar a dos miembros de la organización que intentaron abandonarla.

La Fiscalía pedía inicialmente penas de hasta 24,5 años de cárcel para los acusados, principalmente los cabecillas de la organización, pero, tras horas de negociación con las defensas, ha aceptado rebajar sustancialmente la condena aplicando las atenuantes de drogadicción y confesión a los imputados, así como retirando la acusación de conspiración para la comisión de un delito de homicidio y de detención ilegal.

Ello ha hecho posible una sentencia de conformidad, en la que los dos líderes de los Black Panthers han admitido los hechos de que se les acusan y han aceptado penas de siete y ocho años de prisión, mientras que otros 20 colaboradores han aceptado condenas de entre dos y cuatro años y medio de cárcel. Otro encausado está en rebeldía y no ha asistido a la vista oral, con lo que ha quedado fuera del pacto.

Según la calificación del fiscal, al menos entre 2012 y principios de 2013, los acusados formaban parte de esta banda que operaba básicamente en Barcelona y L'Hospitalet y tenían como ocupación fundamental la venta de marihuana y de hachís en los territorios que controlaban. Además, entre esas mismas fechas la banda amenazó y agredió a algunos miembros que pretendían abandonar el grupo para que "reconsiderasen" su decisión.