Hace unos años llegó a España una modalidad diferente para pasar las vacaciones, más barata, práctica y acogedora: los intercambios de casas.

En un principio, los propietarios que deseaban dejar sus casas tenían que arreglárselas por catálogo, correo postal y por teléfono, pero, desde la irrupción de Internet, todo se hace por e-mail o por videoconferencia.

Santos Montañés conoció esta organización a través de sus compañeros de trabajo hace ocho años y, desde entonces, no deja de intercambiar, tanto su casa en Valencia como su segunda residencia en Dénia.

Para él, «es un tipo de persona muy determinado el que se decide a intercambiar su casa». Se trata de gente «con una mentalidad abierta (aunque no importa su color político) y con un sentido de la propiedad poco arraigado».

Los intercambios se realizan como «un acuerdo entre caballeros, pues primero conoces a la familia por videoconferencia o por teléfono y así no vas a la casa de unos extraños».

Santos está encantado con estos viajes diferentes, pues el incidente más grave que ha sufrido ha sido la rotura de una taza que sus inquilinos le repusieron inmediatamente.

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Asequible y original

Ser socio de una de estas comunidades web no es demasiado caro, comparado con las grandes sumas de dinero que se ahorran en cada viaje. Así, ser miembro de la web www.interca.com cuesta unos 170 euros anuales, pero esta cuota permite viajar casi a cualquier continente con las mismas comodidades que en casa. Según fuentes de la web, los robos o los desperfectos en las viviendas son incidentes raros en este tipo de viajes, pues los usuarios de este servicio «son respetuosos con las casas de los demás, porque su propia casa está siendo ocupada en ese momento».