Mucha gente opina que el hombre es un lobo para el hombre, es decir, que somos depredadores los unos de los otros.

Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad estadounidense de San Diego y publicado en la revista Nature, viene a demostrar que la ley de la selva también contempla la cooperación. Eso sí, cuando no hay intereses particulares de por medio.

Los investigadores pretendían descubrir a través de un experimento las motivaciones que nos llevan a ser solidarios. Para ello utilizaron a 120 universitarios de distintas facultades, que no se conocían entre sí, como conejillos de indias.

Asignaron a cada uno una cantidad de dinero falso, y los pusieron a jugar.

Todos tenían libertad para decidir qué hacían con su dinero y con el de los demás, sin llegar a contactar entre ellos.

Lo que ocurrió fue que la inmensa mayoría, en todas las rondas del juego, decidió restarle dinero a los que más tenían para donárselo a los pobres.

Este comportamiento viene a demostrar, según las conclusiones de los investigadores, que ante la ausencia de intereses exteriores, el comportamiento natural de las personas tiende a la redistribución igualitaria de los bienes, es decir, a la justicia social.

El estudio desveló asimismo que cuanto más 'pobre' era el sujeto, más agresivo se mostraba en su ofensiva contra los que más tenían.

Una de las variables que los investigadores tuvieron en cuenta para explicar este fenómeno es la rabia que la mayoría de los sujetos decían sentir ante la arbitrariedad en el reparto del dinero.

Un sentimiento que vendría a demostrar que la necesidad de justicia también podría estar motivada por la rabia, algo egoísta al fin y al cabo.