Joaquín Prat: "Hablamos todo el rato de Belén Esteban y de José Fernando porque funciona"

  • El presentador suple durante el verano a Ana Rosa Quintana en el magacín matutino, rebautizado 'El programa del verano'.
  • Asegura que no rechazaría ningún formato porque su labor es sacar adelante el programa que la cadena considere oportuno.
  • Aunque reconoce que la sombra que le precede es "muy grande", opina que esta le ha cobijado porque de su padre solo se han dicho "cosas buenas".
El presentador Joaquín Prat, durante su participación en 'El programa del verano' de Telecinco.
El presentador Joaquín Prat, durante su participación en 'El programa del verano' de Telecinco.
Mediaset
El presentador Joaquín Prat, durante su participación en 'El programa del verano' de Telecinco.

Ha trabajado en realities, magacines, tertulias... y acaba de tomar el testigo de Ana Rosa Quintana en el programa El programa del verano. Además, prepara otro proyecto del que no puede hablar todavía, "un formato muy blanco y muy bonito" que le mantendrá durante un tiempo pluriempleado.  A Joaquín Prat no le falta el trabajo. Entre otras cosas, porque es un todoterreno: "La cadena manda, me asigna proyectos y yo, obedezco", explica.

Cuando uno toma el testigo de Ana Rosa Quintana, ¿qué es lo que produce más tensión?

Mantener la complicidad que Ana Rosa mantiene con el espectador, conservar los índices de audiencia y seguir tratando los temas con el mismo rigor y responsabilidad que Ana.

¿Y el madrugón?

Me he tirado diez años en la Cadena SER  levantándome a las 5 de la mañana así que levantarme casi dos horas más tarde es una bendición. Llevo 15 años trabajando y nunca me he librado de madrugar porque, afortunadamente, nunca me ha faltado el trabajo.

¿Uno puede innovar en un formato tan consolidado?

En el programa tenemos mucha libertad, jamás he sufrido la censura ni me han dicho que no toque un determinado tema. Pero el  formato está tan construido y funciona tan bien a lo largo del año que ¿para qué cambiar? Además, no me compete a mí hacer esos cambios.

Habla con ilusión de "programas blancos". ¿Le gustan más?

Son más llevaderos, aunque el año pasado hice Campamento de verano que no era precisamente blanco. Y todos los formatos enriquecen. Yo estoy para aquellos que la cadena considere oportunos. Vamos, que estoy para lo que me manden.

Entonces, ¿no rechazaría ninguno?

No, ¿por qué? Si la casa decide poner en antena un programa es porque ya han hecho las valoraciones convenientes y han concluido que es bueno para la parrilla. A partir de ahí, mi trabajo consiste en ponerlo en marcha como presentador, colaborador o lo que consideren oportuno.

En su trabajo, ¿es mejor ser todoterreno o la especialización?  

Lo mejores es ser todoterreno porque de esta manera te abres muchísimas más puertas; con la especialización, te las cierras.

El viejo debate, ¿la tele emite lo que la audiencia pide, o vemos lo que las cadenas quieren?

Vemos lo que el público quiere ver, el espectador tiene el mando y es soberano. Lo que pasa es que hay una gran hipocresía: muchos dicen que no ven ciertos programas y luego sus índices de audiencia son elevadísimos. Evidentemente una cadena privada no va a programar un formato que no conecte con el espectador ni le va a temblar el puso a la hora de retirarlo si no cumple objetivos. Mucha gente me pregunta por qué hablamos todo el día de Belén Esteban, del hijo de Ortega Cano (José Fernando) o de la hija de Isabel Pantoja, Chabelita. ¡Lo hacemos porque funciona! Hay una cosa que se llama curva y muestra lo que la gente consume. Se programa basándose en los gustos del consumidor.

¿Ese debe ser el criterio?

Sí, al menos en las privadas. Porque las audiencias son las que atraen a los anunciantes y de eso es lo que vivimos en este medio.

¿La gente ya no admite información si no es edulcorada con entretenimiento?

En formatos de magacín la gente pide información y, además, le gusta que quienes transmiten esa información manifiesten sus opiniones al respecto. Por ejemplo, Ana Rosa se ha convertido en un referente de opinión para muchísmos espectadores. Si solo quieres información pura y dura, acudes al informativo. Y luego está la información del corazón, que es información y entretenimiento, al 50%.

En 2008 habló en una entrevista de 'empacho de noticias rosas'.

No creo que haya una sobresaturación de esas temáticas. Además, con el tiempo he aprendido a disfrutarlas. Hay hueco para todo: puedes sintonizar la SER y escuchar a Carles Francino o a Pepa Bueno y luego desconectarte y encender Telecinco para ver Sálvame o Mujeres y hombres y viceversa.  También necesitamos momentos para olvidarnos de la realidad de este país, con la que muchos se dan de bruces todos los días. Poder desconectar es fantástico. Además, en España nos gusta mucho el cotilleo y saber sobre la vida de todo el mundo, ya sea de los famosos, de los amigos o de los enemigos.

¿De quién ha aprendido más en su carrera televisiva?

Aparte de la herencia genética, de Iñaki Gabilondo, que tiene una cultura apabullante y me enseñó el amor al rigor. De Carles Francino aprendí la naturalidad y que la seriedad no tiene por qué estar reñida con el disfrute del trabajo. Por último, en la pequeña pantalla, mi gran mentora ha sido Ana Rosa Quintana, con su generosidad y su mesura.

¿Cómo es de grande la sombra que le precede?

Mucho, pero es una sombra que me cobija porque de mi padre siempre se han dicho cosas buenas. Sin embargo, esa sombra no me ha cobijado en lo profesional porque él ya no estaba cuando empecé en este mundo. Aún así, siento la responsabilidad de estar a su altura.

Biografía

Joaquín Prat Sandberg nació en Dinamarca en 1975. Licenciado en Periodismo, sus inicios profesionales se enmarcan en la radio, donde trabajó junto a Iñaki Gabilondo en Hoy por hoy. En 2008 dio el salto a la televisión, donde ha sido 'chico Ana Rosa' y  y ha presentado porogramas como Visto y oído o Campamento de verano. Es hijo del popular periodista y presentador Joaquín Prat.

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