Ana Mendieta: el legado de naturaleza y sangre de la artista cuya muerte es un misterio

  • De una intimidad trágica, sus obras retaron el ideal de belleza femenino y unieron la comunión con la naturaleza, la violencia contra las mujeres y el ritual pagano.
  • Murió a los 36 años tras precipitarse por la ventana de su apartamento en Nueva York. Nunca se supo si fue un accidente, un suicidio o un asesinato.
  • Una retrospectiva en Austria ha desplegado, por primera vez en un país de habla alemana, el lenguaje creativo de la autora cubana.
Intervención de Ana Mendieta en 1973
Intervención de Ana Mendieta en 1973

Walker Art Center, Minneapolis - © The Estate of Ana Mendieta Collection, L.L.C. - Courtesy Galerie Lelong, New York and Paris and Alison Jacques Gallery, London
Intervención de Ana Mendieta en 1973

En la búsqueda por encontrar su lugar en el mundo, Ana Mendieta (1948-1985) se fundió con el paisaje en fotografías que camuflaban su cuerpo desnudo con el entorno, se retrató barbuda retando los ideales de belleza según el sexo, se cubrió de sangre en una mezcla de ritual pagano y protesta por la violencia ejercida sobre las mujeres... "A través de mi arte quiero expresar la inmediatez de la vida y la eternidad de la naturaleza", escribía en 1981, cuatro años antes de morir a los 36, de manera trágica y en circunstancias que nunca se aclararían.

La muerte de la artista sigue levantando ampollas y los resúmenes sobre su biografía suelen referirse al accidente o al suicidio para explicarla. Mendieta vivía en el neoyorquino Greenwich Village, en el 34º piso de un bloque de apartamentos, con su marido el escultor minimalista Carl Andre, con el que llevaba ocho meses casada. El ocho de septiembre de 1985 la versión oficial dice que ella se cayó por la ventana o se suicidó: los vecinos aseguraban haber escuchado una fuerte discusión entre la pareja y él fue acusado de asesinato, pero no hubo pruebas concluyentes para saber con certeza si se trató de un accidente o de un crimen.

Ana Mendieta. Traces (Ana Mendieta. Rastros) es la primera retrospectiva exhaustiva que se organiza de la artista en un país de habla alemana. Recién clausurada en el Museum der Moderne Salzburg —en Salzburgo, Austria—, la exposición ha desplegado el lenguaje creativo de la autora, de carrera corta pero prolífica, que sorprendió por la intimidad implícita en sus trabajos.

'Escenas de violación'

Con un legado en el que mezcló a menudo la muerte, la violencia y la unión con la naturaleza, su intimidad trágica ha inspirado a generaciones posteriores de artistas conceptuales. Utilizaba su cuerpo como medio, reafirmaba su condición de mujer demostrando que su físico era una herramienta que podía retar la tradición masculina de idealizar la desnudez femenina. La pertenencia a un lugar, el exilio y el desplazamiento afloraron de manera constante en la carrera de la artista, que huyó su cuba natal cuando tenía sólo 12 años.

De familia poderosa social y económicamente en la Cuba anterior a Castro, fue enviada a los EE UU con su hermana dos años mayor y pasó cerca de seis años en instituciones y hogares de acogida de Iowa hasta que su madre pudo llegar al país. Su padre no lo logró hasta 1979: fue encarcelado en Cuba y pasó 18 años en prisión por estar involucrado en la Invasión de Bahía Cochinos.

La exposición ha reunido para el público austriaco fotos, dibujos, esculturas, películas en formato Super-8 y diapositivas (algunas de ellas inéditas) que capturan lo visceral de los trabajos, desde las famosas fusiones con el tronco de un árbol o la vegetación que crece sobre las rocas, hasta las terribles imágenes de sangre de proyectos como Rape Scene (Escena de violación) —de 1973— una de sus primeras performances. Creada a partir de la violación que sufrió una estudiante en la Universidad de Iowa cuando Mendieta también estudiaba allí, la intervención mostraba a la autora como la víctima y se convirtió después en una serie de obras de gran violencia y carga emocional.

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