Los alquileres se disparan y el comercio clásico cierra

En cinco años los precios de locales han subido un 30%. Centros Comerciales, bazares y franquicias hacen desaparecer tiendas de toda la vida en Vigo.
El comercio tradicional en Vigo y las tiendas de toda la vida dicen adiós. No aguantan el tirón de la competencia y, menos aún, los gastos que tienen que asumir sólo por el local que ocupan.Según los profesionales del sector inmobiliario en la ciudad, en sólo cinco años, los precios de los alquileres de locales comerciales han crecido un 30%. De esta forma, en la calle del Príncipe, un local de entre 100 y 150 metros cuadrados asciende a los 20.000 euros mensuales. Es la calle de tiendas por excelencia y, en consecuencia, los alquiles se disparan.

Pero la subida se siente en todo Vigo. De hecho, en otras calles del centro como Progreso o María Berdiales los precios de los alquileres oscilan entre los 6.000 y los 10.000 euros por 100 metros cuadrados de local.

Desde las inmobiliarias consultadas por 20 minutos se advierte de que, para pagar un alquiler de 2.500 euros, hay que trasladarse a zonas como Florida, Travesas, Teis o Cabral. Aún así, quienes regentan tiendas ahí los consideran «abusivos» y denuncian que esta tendencia al alza «está obligando al cierre de muchos negocios».

Los comerciantes reconocen que estos precios sólo los pueden soportar las franquicias, de forma que los establecimientos con más de dos décadas de vida en la ciudad están echando el cierre. Así ocurrió hace unos meses con la Librería Cervantes, con 70 años de servicio, y lo mismo ocurrirá en los próximos días con la Joyería de Los Hernández –que lleva en Príncipe 81 años–, la tintorería Pronto, el Bazar Felisindo o la Mercería Chavaliños.

Según reconocen los propios afectados, «hoy en día los gastos que tiene un negocio son impresionantes. Entre impuestos, basura y luz, te hacen falta unos 1.000 euros al mes», asegura Maricarmen Álvarez, del Bazar Felisindo.

Además, la competencia de los Centros Comerciales de la ciudad (ya hay cuatro y se abrirán otros dos en A Laxe y Pizarro) o los bazares orientales con productos económicos están complicando la supervivencia a los comercios tradicionales.

En carne propia

Soledad Doval. Mercería Chavaliños.

Calcetines, medias, chaquetas o pijamas se venden en esta mercería desde hace 23 años. Ahora, Soledad se jubila con 65 años y el negocio cierra. «El local tiene 30 metros cuadrados y pago 600 euros por el alquiler. Me da pena dejarlo y a los clientes también, pero ya me toca descansar. Mis hijos están trabajando y no les interesa el negocio», asegura.

Maricarmen Álvarez. Bazar Felisindo.

En pleno centro de Vigo (calle Progreso) se encuentra un bazar con 52 años de vida. Ahora, la competencia y los problemas de salud le obligan a cerrar. «El negocio bajó mucho desde que entró el euro. Mis padres fallecieron hace un año por eso yo y mi hermana nos ocupamos de él. Pero no se lo recomiendo ni a mis hijos, es muy sacrificado».

Francisco García. Tintorería Pronto.

Después de 40 años abierta, esta tintorería de la calle Pizarro dejará de funcionar el próximo sábado. Prendas sin recoger y anécdotas no faltan. «Una vez la máquina de limpieza apareció llena de billetes de 1.000 pesetas. Nadie vino a reclamarlos», recuerda Francisco. Señala también que hoy «faltan profesionales de tintorería; sólo hay franquicias».

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