El alboroto y los ruidos de la calle Juan Canalejo, corazón de la movida nocturna coruñesa, tienen las horas contadas. El Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Medio Ambiente, instaló ayer en esta calle un sonómetro con el que controlará los decibelios que se registran en esta vía las 24 horas.
El aparato, una caja con un gran micrófono en su parte superior, vigilará a partir de hoy los ruidos desde una altura de unos cuatro metros en la pared de una casa próxima al cruce con la calle del Sol. Con los resultados en la mano, y si los decibelios son excesivos, el Ayuntamiento podrá tomar medidas, como adelantar el horario de cierre de los locales, explicaron en Medio Ambiente. Los excesos también se podrán pagar con multas, según marca la propia ordenanza municipal de ruidos.
También para el tráfico
El sonómetro del Orzán es el primero en ponerse en marcha de una lista de cuatro aparatos, que se colocarán en Juan Flórez (cerca de la plaza de Pontevedra), Alfonso Molina (junto al instituto Fernando Wirtz) y en el polígono de A Grela. En los dos primeros casos se encargarán de medir el ruido del tráfico, y en el tercero, el de la actividad industrial.
El que se ha caído de la lista que maneja el Ayuntamiento es el que pensaban poner en la plaza del Humor, zona cero de los botellones coruñeses, porque, según Medio Ambiente, «las fachadas están protegidas». Ese aparato podrá destinarse o bien al barrio de Los Rosales o a Matogrande.
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