Dime con quién andas...

Jesús Becerril tiene 30 años y está en el paro. Pedro F. Montes, de 37, trabaja en un retén forestal en Guadalajara. Se conocen desde que tenían ocho.
Jesús y Pedro.
Jesús y Pedro.
Jesús y Pedro.
Jesús y Pedro adoran los tatuajes, el cine, la música electrónica y el rock. Pedro  vive en Albendiego (Guadalajara), donde trabaja de «retenero», miembro de una cuadrilla forestal. No quiere volver a la ciudad y ha comprado unas tierras. Jesús dejó su empleo de dependiente en un sex-shop. Pedro dice de él: «Trabaja a gusto si no le ponen pegas por las pintas». Jesús habla de Pedro

Tenemos mogollón de charlitas. Mola hablar con él. Sabe de muchas cosas y es buena gente.

Es retenero y hasta mayo no vuelve a trabajar. En invierno repuebla y limpia el monte. En verano vigila para evitar incendios.

Es un culo inquieto. Le encanta el bricolaje: fui a su casa del pueblo y en dos meses había cambiado todo el mobiliario. Es un pedazo de manitas.

Cuando le da por algo es un cabezón. Su última obsesión son los tatuajes. Le están haciendo en la espalda tres serpientes entrelazadas.

Está muy unido al campo. Es de Madrid y vivió en Londres. Está harto de ciudades grandes.

Pedro siempre me ha ayudado.

Pedro habla de Jesús

Hablamos de todo y de casi nada. Los silencios a veces dicen más que un montón de palabras.

Trabajó en una gasolinera y en un sex-shop. Supongo que lo dejó porque se agobiaba: para hablar de trabajo es reservado.

Es muy parado. Juega mucho a la Play y deporte hace poco. Estoy intentando que se apunte conmigo a hacer paint-ball. Es divertido y baratito.

Empezó a hacerse tatuajes antes que yo. Acaba de hacerse una calavera en el gemelo y ahora creo que se va a hacer unas hormigas.

En verano se va a Estados Unidos de visita y a pasarlo bien, pero si saliera algo, se quedaría.

Le cuesta contar sus problemas.

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