Testigos del juicio por abuso sexual a una menor sólo coinciden en que "nunca" vieron nada

Los peritos creen que el relato de hechos de la víctima es "veraz" pero insisten en que no se puede acreditar
Los acusados declaran en el juicio
Los acusados declaran en el juicio
EUROPA PRESS
Los acusados declaran en el juicio

Los testigos que han comparecido este lunes en el juicio contra una madre y su exyerno por consentir y cometer, respectivamente, abusos sexuales contra su hija y excuñada cuando era menor, han incurrido en numerosas contradicciones y sólo han coincidido en que "nunca" vieron "nada".

Por estos hechos, que presuntamente ocurrieron cuando la menor tenía 13 años y convivía con ambos, el Ministerio Fiscal pide 10 años para la madre y 14 para el excuñado, mientras que las defensas solicitan la libre absolución.

En la vista oral del juicio, que ha quedado visto para sentencia y se ha celebrado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, han declarado como testigos las cuatro hermanas de la víctima y el pediatra, así como el jefe de estudios del instituto en el que estudiaba la menor.

De las cuatro hermanas, sólo una ha apoyado el relato de la víctima porque, ha dicho, es "muy gordo" y "demasiado fuerte" como para que "sea mentira", mientras que el resto de las hermanas —una convivía con ella, su madre y el supuesto agresor y las otras dos no— han asegurado que "nunca" vieron "nada" y que la relación entre E.M. y la niña era "normal".

En concreto, la única que defiende que su hermana sufrió abusos sexuales por parte de su excuñado ha indicado que "no daba crédito" cuando le contó lo que estaba pasando, pero ha señalado que ella ya había notado —a pesar de que no convivían y llevaban casi 10 años sin mantener relación alguna— que le pasaba algo por su "raro comportamiento".

Asimismo, ha comparecido el pediatra de la niña, a cuya consulta acudía regularmente, y ha considerado que el relato no le pareció "real" sino "una fabulación" porque "banalizaba" el acto de las relaciones sexuales y ha afirmado que "nunca" percibió en sus exámenes a la menor ningún signo de maltrato.

Por otro lado, los forenses y la psiquiatra que examinaron a la joven, después de que presentase la denuncia, han concluido que el relato de los hechos que ésta realiza parece "veraz y verosímil" pero han insistido que "no se puede acreditar científicamente" que lo sea.

Madre y excuñado niegan los hechos

La madre de la menor ha negado que su exyerno, E.M.R., abusase de su hija menor y ha asegurado que "nunca se quedaba a solas" con ella, sino que "siempre" había alguien más en la vivienda familiar. Además, ha afirmado que la relación con la niña era buena y que ésta empezó a cambiar su comportamiento cuando empezó al instituto.

"Me llamaban porque agredía e insultaba a compañeras e incluso llevaba una navaja porque decía que, si le insultaban, se la iba a clavar", ha relatado la madre, que ha indicado que también le alertaron desde el centro escolar que tenía "relaciones y masturbaba" a algunos jóvenes.

Por ello, ha indicado que la llevó al pediatra para que, de ser necesario, la derivase al ginecólogo que le examinó, dijo que "estaba todo normal" y le recetó la píldora anticonceptiva.

Por su parte, el excuñado de la víctima, que convivió con ella entre 1998 y 2008, ha ensalzado que no es "culpable" y que desde que la joven presentó la denuncia en 2009 se está "preguntando por qué". En el uso de última palabra, ha considerado que "independientemente" de la sentencia que dicte el tribunal él ya está "marcado" y ha lamentado que "sólo vale" lo que ella dice.

A lo largo de su declaración, ha dicho que "nunca" pegó ni mantuvo relaciones sexuales con la víctima, con quien cree que tenía una buena relación. En este sentido, ha asegurado que él no se encargaba de reprenderla cuando hacía algo mal ni se encargaba de su educación.

Según ha dicho, su exsuegra le dijo que la niña se "estaba poniendo rebelde" pero él ya no vivía en el domicilio porque se había divorciado y estaba de alquiler en Santander. "Me dijo que le había dicho que no quería que yo me acercase ni a su madre ni a su hermana —no su exmujer sino otra de ellas— y que no quería que yo estuviera en la casa", ha indicado el acusado que, si bien, ha asegurado no entender el porqué.

Sólo una hermana la cree,

Aunque no vio nada

Por otro lado, una de las hermanas —que tiene mala relación con la madre— ha indicado que cree que la menor porque E.M.R. era quien "ejercía la autoridad" en la vivienda. "Mandaba y ordenada, hacía y deshacía", ha apostillado.

Además, ha manifestado que "siempre" ha sospechado que su madre "estaba liada" con él por los "juegos" que "se traían". A pesar de llevar años sin mantener ninguna relación con su hermana —la víctima—, ha relatado que ésta fue en su busca y le contó "todo".

"De la forma en que la vía, es verdad porque estaba fatal, destrozada", ha añadido, al tiempo que ha apuntado que, a partir de ese momento, la niña se fue a vivir con ella y "tenía sueños de los que se levantaba sobresaltada".

Según ha dicho, las relaciones de su hermana con los chicos de instituto eran "mentira" y fue su excuñado, E.M.R., quien "le pidió que lo dijese por ahí para cubrirse él" porque le estaba "haciendo cositas". A pesar de conocer los hechos, ha explicado que no fue ella misma a denunciar sino que le dijo a su hermana que "pensase bien las cosas" porque "igual después podía sufrir más".

Las otras tres hermanas "nunca" vieron "nada"

Por otro lado, las otras tres hermanas han coincidido en que "nunca" vieron "nada" ni maltratos ni abusos sexuales a la menor por parte de E.M.R., aunque la exmujer de éste sí ha reconocido que él se encargaba de que la niña hiciese los deberes y fuese bien en los estudios.

En este sentido, ha indicado que, cuando no era así, la reñía y en alguna ocasión "le dio azotes" e incluso una vez "le pegó bastante", dándole "azotes y cachetes en la nuca" por no haber hecho bien los deberes.

De las otras dos hermanas, una no convivía en la casa y "no tenía conocimiento de los hechos", mientras que la otra sí habitaba con su hermana, madre y excuñado pero ha afirmado que la relación con ellos era buena, que la que mandaba en la casa "siempre" era su madre y que "nunca" vio a su hermana ningún moretón ni marca.

Testimonio "veraz" para los peritos

Los peritos, dos forenses y una psiquiatra, han considerado "veraz" el relato de los hechos que hizo la menor, aunque han insistido que las pruebas y test realizado no pueden acreditar "científicamente" que así sea.

Las forenses han ratificado su informe en el que indicaron que la menor era "creíble absolutamente" porque su relato "cumplía los requisitos de veracidad" y han apuntado que no se encontró "ninguna otra motivación" para denunciar hechos "tan trascendentes".

Mientras, la psiquiatra ha explicado que hizo una prueba de personalidad a la joven con la que determinó que "no sufría ninguna patología" y también ha considerado "verosímil" su relato.

Defensas creen que "todo son contradicciones"

En sus informes finales, las defensas han considerado que "no hay ni un sólo indicio de abuso físico ni sexual" y que en las pruebas presentadas por la acusación "todo son contradicciones", así como que la declaración de la víctima —que ha sido a puerta cerrada— está centrada en "justificaciones".

Han criticado que el Ministerio Fiscal sólo sustenta la prueba en el testimonio de la menor y una de sus hermanas que "tiene un sentimiento de resentimiento" y "ánimo de venganza" contra su madre y excuñado.

La fiscal ha reconocido que en los juicios por abuso sexual siempre hay "un problema de prueba" ya que ésta sólo se centra en "valorar el testimonio de la víctima". Si bien, en este caso cree que la declaración de la menor "es del todo creíble".

Así, ha indicado que, como en muchos otros casos, los abusos se produjeron en "la clandestinidad" y por ello "nadie" lo vio, pero ha considerado "probado" que E.M.R. abusó de la niña y su madre "lo permitió".

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