Marie Collins, víctima de un cura pederasta: "Quienes encubren también deben ser castigados"

  • Entrevista con Marie Collins, la única víctima de abusos sexuales llamada a participar en la nueva comisión contra la pederastia en la Iglesia.
  • La comisión recibe el cometido de asesorar al papa Francisco para acabar con una lacra que acumula decenas de miles de víctimas de abusos.
Marie Collins, miembro de la comisión del Vaticano contra la pederastia y la pedofilia.
Marie Collins, miembro de la comisión del Vaticano contra la pederastia y la pedofilia.
GTRES
Marie Collins, miembro de la comisión del Vaticano contra la pederastia y la pedofilia.

Cuando la semana pasada el papa Francisco dio a conocer los ocho componentes de la comisión que le asesorará contra la pederastia en el seno de la Iglesia un nombre destacó sobre el resto, el de Marie Collins. Esta irlandesa de 67 años es la voz de las víctimas. Con 13 años, enferma en un hospital, fue abusada sexualmente por el capellán. Treinta años después encontró el valor para llevarle a juicio. Además, fue capaz de ganar el pulso a la jerarquía de la Iglesia irlandesa, que se esforzó en tapar su abuso. En conversación telefónica desde Dublín, Marie Collins dice que entra en la comisión, cuyos trabajos está previsto que comiencen en un mes, confiando en que aporte cambios reales.

¿Cuáles son sus expectativas para la comisión contra la pederastia?

Voy con la esperanza de que se produzca un cambio real, ya hemos tenido suficientes promesas y palabras. Como superviviente, en el pasado puse muchas esperanzas, pero me decepcionaron. Aun así ahora está en mi mano hacer todo lo posible por hacer que se escuche la voz de los supervivientes. Si me pregunta por mis deseos, tengo muchos, pero sobre todo el que los que abusan rindan cuentas por sus actos. Además hay que mejorar el trato del sistema judicial a las víctimas. Me gustaría que hubiera más protocolos para la protección de la infancia y que los obispos tuvieran la obligación de hacerlos cumplir. No tiene sentido que se redacten reglas si su incumplimiento no conlleva sanciones. Esa ha sido siempre mi lucha principal, y la del resto de las víctimas, que quienes encubren a los agresores sean castigados.  Es algo que me preocupa mucho.

¿Qué puede aportar usted?

Llevo años haciendo campaña contra los abusos a menores en el seno de la Iglesia, pero además ya he trabajado con la Iglesia, desde dentro. En la diócesis de Dublín ayudé a crear la Oficina de Protección Infantil y a dar forma al protocolo para la protección de la infancia. Acumulo una experiencia suficiente, no solo como superviviente de los abusos, sino también sobre cómo afrontarlos desde dentro de la Iglesia, con todas las dificultades que eso conlleva.

¿Considera que las víctimas tienen poca representación en la comisión?

Por ahora somos ocho. Está previsto que crezca, es necesario para que sea verdaderamente operativa. No sé exactamente cuantos más seremos, es pronto, pero sería deseable que hubiera más representantes por parte de las víctimas.

En el pasado usted acusó a la Iglesia de afrontar la pederastia "no con ignorancia, sino con una política deliberadamente errónea".

Bueno, es que la jerarquía eclesiástica aquí en Irlanda se pasó años diciendo que no sabían que era eso de la pedofilia y la pederastia. Que no entendían que dejara secuelas en los niños. Mi postura ha sido siempre la misma, la pederastia es un delito, así que no importa el nivel de conocimiento que se tenga, tiene que ser denunciado y hay que hacer algo con los que cometen los abusos. Pero no es algo que diga yo sola. En Irlanda se creó una comisión estatal que identificó un encubrimiento sistemático de los agresores con el objetivo de proteger la reputación de la Iglesia. Otras comisiones, como la de Boston (EE UU), llegaron a la misma conclusión.

Dice que espera un "cambio real" por parte de la Iglesia Católica, pero justo cuando se crea esta comisión, salen los obispos de Italia declarando que no es necesario llamar a la Policía si se detecta que un niño ha sido sodomizado o violado.

(Suspiros) Para mí, esto indica lo necesaria que es la comisión. No quiero pronunciarme específicamente sobre la declaración de los obispos italianos. Si lo hiciera (se queda en silencio varios segundos), diría demasiado. Solo diré que es una prueba más de cuánto se necesita poner en marcha la comisión. ¡Cuántas cosas tienen que cambiar!

Aun así, ¿sigue percibiendo vientos de cambio en la Iglesia?

Ha habido cambios. Hasta 400 curas han sido expulsados en los dos últimos años por casos de pederastia. Eso es un paso. También sé que varios países han configurado sus protocolos para la protección de la infancia. Quizás hemos dejado atrás el tiempo en el que la Iglesia pensó que esto pasaría sin que se necesitara un cambio significativo.

¿Qué es lo primero que cambiaría?

Cualquier obispo que ignore las instrucciones para proteger a los niños debería ser sancionado. No seré específica sobre qué sanciones considero adecuadas, pero ninguna persona que agreda o ponga en peligro a un niño debería quedar impune por ello. No quiero lanzar demasiadas propuestas antes de comenzar la comisión, prefiero hacerlo dentro. No quisiera comprometerla antes siquiera de que empiece a funcionar.

Ya no las víctimas ni los periódicos, la ONU le acaba de decir al Vaticano que no hace lo suficiente contra la pederastia. El papa contestó que no eran los únicos. Muchos le criticaron.

Yo misma, pero en este momento estoy centrada en la comisión, donde verdaderamente diré lo que opino. Es la oportunidad de llevar los sentimientos de las víctimas al corazón de la Iglesia. Lo haré lo mejor que pueda. Es un reto, hay que promover el cambio. Pero al final del día será la Iglesia la que decida si cambia o no. Esperemos a ver el resultado de la comisión.

Pero es que a la Iglesia católica le cuestan tanto los cambios...

Me consta, para ellos el tiempo se mueve en siglos, no en minutos. Pero no entraría allí si no viera que se pueden hacer cambios en tiempo real. Es una tarea dura, pero no podemos eternizarnos.

Un cura abusó de usted cuando tenía 13 años y estaba enferma en un hospital. Además le hizo fotografías desnuda. ¿El hecho de que fuera un cura hace en algo diferente el abuso?

Si eres católica, tu familia es católica, y tienes al cura como la autoridad y alguien en quien confiar, ciertamente eso añade una nueva dimensión al abuso. No quiero en ningún caso hacer de menos otros abusos, provengan de un profesor o de un familiar, pero he constatado que denunciar a alguien que es respetado por la sociedad en su conjunto es muy difícil. Hace más difícil que te crean. Y luego está la repercusión que tiene en tu vida espiritual, en tus creencias. Eso aparte.

¿Qué le diría a los que creen que la pederastia en la Iglesia es algo del pasado?

Lo piensan porque la mayoría de los abusos no son revelados hasta que las víctimas son adultos, que es cuando pueden hablar. Pero aquí, en Dublín acaba de ser condenado hace dos semanas un cura por abusar de un menor en 2007. Así que no podemos ser complacientes y decir que es agua pasada. Desafortunadamente, no.

¿Por qué decidió hacer público su abuso? ¿Para sensibilizar a la sociedad?

Porque cuanto intenté llevar a mi agresor ante la Justicia, confiaba en que mi parroquia me ayudaría, colaboraría con la Policía y lo expulsaría. Pero me topé con una actitud muy distinta. Me di cuenta que lo que pasaba de puertas para dentro era totalmente diferente de lo que decían que estaban haciendo. Pensé que era necesario hablar si quería que los niños estuvieran seguros. Ningún niño iba a estar seguro si la Iglesia sigue encubriendo así la pederastia, y entonces lo hacía.

Ha dicho que hablaría "hasta con el Diablo si pudiera con ello salvar a un niño de ser abusado"

Lo he dicho y es la verdad. Sé que hay víctimas que creen que les estoy traicionando de alguna manera, que les estoy defraudando por hablar con la Iglesia. Pero es que es una institución con gran influencia y poder en buena parte del mundo, eso no lo podemos ignorar. Así que sí, yo trabajaré con la Iglesia porque quiero que los niños se sientan más seguros en el futuro. Yo no odio a la iglesia,  ni a nadie de la iglesia. No odio ni al cura que abusó de mi, pero puedo entender la rabia y las emociones de los supervivientes que no quieren saber nada de la Iglesia por todo el daño que esta les ha causado...

¿Cómo es posible no odiar a quién abusó de usted?

Mi agresor destruyó buena parte de mi vida. Pasé muchos años de depresión en depresión en hospitales psiquátricos. Cuando le condenaron fui a terapia. Eso cambió mi vida. Pude encontrar algo de alegría, que he mantenido viva estos los últimos 16 años, 17 años. Tal y como yo lo veo, el odio que pueda sentir hacia mi agresor no le hace daño a él, que lo ignora. Me daña a mí y a mi vida de ahora. Quiero ser feliz y libre, algo que no me permitió él durante treinta años. Eso me hizo poner a un lado el odio y el resentimiento. Fue por mi propio bien, no por el suyo.

Da nombre a una fundación que lucha contra el abuso infantil a través de las nuevas tecnologías, 'The Marie Collins Foundation'.

La razón de ser de esta ONG es sensibilizar sobre los peligros de Internet y los móviles para los menores. Las nuevas tecnologías han creado un problema enorme con imágenes de niños agredidos sexualmente siendo compartidas y vendidas. Cuando el capellán abusó de mí también me fotografió y sé cuales son los efectos de haber sido fotografiada desnuda y el temor a que esas imágenes fueran compartidas. La ONG trabaja con las familias de las víctimas, forma a los profesionales y lucha porque la industria de Internet ponga todos los obstáculos posibles a estos abusos.

¿Le parece utópico pensar que algún día se erradicará la pederastia?

Me temo que sí, tal y siendo como es la naturaleza humana. Y si añadimos que la pedofilia se ha convertido en un negocio para algunos, más. Todo lo que podemos hacer es luchar para que sean detenidos y hacer que sea más difícil abusar de un niño.

¿Y desterrarla de la Iglesia?

Es el trabajo de la comisión, que entre otras cosas planteará mejorar la formación de los curas y establecerá cauces para prevenir que los pederastas entren en la institución. Si se supiera cómo lograr erradicarlo, ya se habría hecho. Pero hay que intentarlo, no puedes cruzarte de manos y decir que es demasiado difícil, hay que intentarlo. Si con eso salvas un niño de ser abusado, es una vida que habrás salvado.

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