Requiebros del Duero

Las Hoces del Duratón son un secreto de la naturaleza segoviana que combina rapaces y paisajes impresionantes.
La fuerza del río ha excavado estos impresionantes meandros. Al fondo, a la izquierda, se distingue la ermita de San Frutos.
La fuerza del río ha excavado estos impresionantes meandros. Al fondo, a la izquierda, se distingue la ermita de San Frutos.
La fuerza del río ha excavado estos impresionantes meandros. Al fondo, a la izquierda, se distingue la ermita de San Frutos.
En el horizonte, el río Duratón dibuja eses vertiginosas encajado entre impresionantes paredes calizas. Bajo los pies, en el borde del precipicio se intuye una caída de hasta 100 metros. Y, en el cielo, un trío de buitres leonados planea en círculos sobre las frías aguas.

Este es el escenario que se puede disfrutar en las Hoces del río Duratón, pequeño afluente del Duero. El espacio, enclavado en el noreste segoviano, entre las poblaciones de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, tiene una superficie de 5.037 hectáreas y comprende unos 25 kilómetros del cauce fluvial.

La singularidad de su entorno y su valiosa flora y fauna hicieron que en 1989 se declarara Parque Natural, con estrictas medidas protectoras. Por ello, el visitante debe ser extremadamente respetuoso con el entorno.

Se pueden realizar dos tipos de recorridos: desde arriba, bordeando el cañón o desde abajo, siguiendo el cauce del río. El camino que regala unas vistas más impactantes es el primero, que se inicia en Villaseca y llega hasta la ermita de San Frutos, iglesia románica que se posa en la esquina de un meandro.

Desde Villaseca se puede acceder en coche por una pista forestal hasta un aparcamiento. Desde él se realizan a pie apenas dos kilómetros hasta llegar a la ermita, mientras se contemplan las hoces en todo su esplendor.

Para reponer fuerzas es obligatorio degustar un sabroso cordero asado, el plato segoviano por excelencia, y nada mejor que hacerlo en la villa de Pedraza, impactante enclave medieval.

Gigantes que vuelan

Cuentan las voces del lugar que quien duerme la siesta a orillas de las hoces puede levantarse rodeado de buitres. Y es que este espacio reúne la mayor colonia de buitres leonados de España, con 578 parejas que anidan en sus roquedos, según datos del censo de 2005. Estos gigantes voladores, con una envergadura de hasta 2 metros y medio, sobrevuelan este espacio acompañados de otras rapaces como los alimoches, las águilas reales y los halcones. Es un auténtico paraíso para los amantes de la ornitología.

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