Atendemos las quejas de alumnos, profesores y personal de la universidad y, cuando las partes me lo piden, intervengo como mediador. Como Defensor, puedo hacer recomendaciones, pero no cambiar las normas que han sido elegidas democráticamente.
¿Cuál es el curso normal de una queja?
Una vez admitida, se informa al responsable del centro de donde venga para que intervenga, proponiéndole una solución. El problema es que algunos estudiantes acuden a mí sin haber agotado las vías normales antes.
¿Cómo tienen que hacerlo?
Informándose primero en su propio centro o facultad. Algunos son un poco cómodos y se quejan de que no se han enterado de la fecha de un examen o similar. Me sorprende que la información no les llegue; creo que también hay que buscarla.
¿Qué tipo de problemas atiende usted?
Sobre todo de falta de infraestructuras. Me llama la atención que los estudiantes le tienen miedo a sus profesores y hay reparos a entrar en el despacho de alguno de ellos. Eso reduce la función de la tutoría a su expresión mínima.
¿Qué es lo más satisfactorio de su trabajo?
Que todos ven la figura del Defensor como alguien que colabora con ellos para que las cosas mejoren. Los profesores no se toman a mal mis recomendaciones, aunque los regañe un poco.
Más información en el teléfono 952 137 094 o el correo defensor@uma.es.
BIO
Tiene 67 años y es catedrático de Histología. Adora el deporte y disfruta escuchando música clásica y leyendo.
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