España fue en 2013 el país de la Unión Europea (UE) que más productos peligrosos para el consumo detectó en el mercado, con 458 alertas comunicadas al Sistema Europeo de Alerta Rápida (RAPEX), según un informe anual publicado este martes.

A continuación le siguieron Hungría (377 notificaciones) y Alemania (361), mientras que en el extremo opuesto se situaron Luxemburgo (7) y Rumanía (29).

En el conjunto de la Unión Europea se comunicaron 2.364 notificaciones, frente las 2.147 del año anterior, un aumento que el comisario responsable de Política de Consumo, Neven Mimica, atribuyó al incremento de las inspecciones y a la mayor eficacia de los controles por parte de las autoridades nacionales.

"Los europeos tienen uno de los mejores sistemas de seguridad del mundo", dijo en rueda de prensa el comisario, que advirtió de que, no obstante, la UE debe "seguir vigilante" para afrontar los grandes retos que plantea la cada vez más global cadena de distribución.

Por producto, el 25% de las alertas estaba relacionado con textiles y juguetes, seguido de los dispositivos eléctricos (9%), los vehículos de motor (7%) y los cosméticos (4%).

En España, el 92% afectó a juguetes, el 31% a ropa y textiles, el 23% a vehículos de motor y el 21% a equipos eléctricos, mientras que el 28% se refirió a otro tipo de artículos.

Por tipo de riesgo, a nivel europeo, en el 23% de casos se referían a heridas, seguido del peligro en el compuesto químico (20%) y riesgo de asfixia (14%).

En cuanto al origen de esos productos, cerca del 64% había sido fabricado en China, el 12% procedía de un país europeo, el 14% de países terceros y el 10% era de origen desconocido.

El comisario explicó que el Ejecutivo comunitario se refirió a la cada vez mayor cooperación con las autoridades chinas para mejorar la situación. Asimismo, consideró como uno de los principales retos la disminución del número de productos peligrosos de origen desconocido.

En ese contexto, se refirió a la urgencia de una nueva legislación que permita mejorar la trazabilidad, y recordó que existe una normativa en ese sentido, pendiente de aprobación por las instituciones europeas.

"Interesa a consumidores que se adopte cuanto antes para reducir el número de productos de origen desconocido", consideró. En 2003, año en que se puso en marcha RAPEX, en la UE se detectaron 200 alertas de productos peligrosos.