La culpa la tiene el boom urbanístico. David Pena explica que «se están construyendo más y más pisos, pero sin garajes, y aquí no hay aparcamientos». Una carencia que ya era «un problema estructural del barrio», que cuenta con unos 25.000 habitantes y va en aumento.
Remedio integral
Lo que piden desde Monte Alto es un plan integral contra los problemas del tráfico que colapsan el barrio. «No vale sólo con hacer aparcamientos, eso no soluciona nada», manifiesta el representante vecinal.
En primer lugar quieren «una reordenación seria de la circulación», explica David Pena, empezando por las calles más afectadas y extendiéndolo a toda la zona. Además habría que crear más plazas de aparcamiento y «reforzar el servicio de transporte público, para fomentar su uso en vez del coche».
Cuando se reúnan con las autoridades municipales, los miembros de la asociación de vecinos les señalarán las calles que consideran más conflictivas.
Son ocho: las avenidas de Hércules y Navarra, las calles de la Torre, Adelaida Muro, Ramón del Cueto, Orillamar y Vereda del Polvorín y la ronda de Monte Alto.
En todas ellas «aparcar es misión imposible si no le dedicas al menos media hora al día»; y es que, comenta David Pena, «hay un boom de vehículos, soportamos un volumen bestial de tráfico».
Os mallos. Doble fila siempre
El barrio se articula en torno a la Ronda de Outeiro y lo paga. En la práctica totalidad de sus calles la doble fila es norma. Sus pasos de peatones son de los más peligrosos en cuanto a atropellos.
Matogrande. Retenciones
Sus calles están a diario muy congestionadas. A esto se añade la reciente apertura del túnel de Eirís, por el que circulan los camiones del puerto, que confluyen en la rotonda y causan problemas de ruido e inseguridad vial.
Agra do orzán. Circulación densa
Por este barrio pasan las rondas de Outeiro y de Nelle. La densidad del tráfico es tal que han llegado a pedir a María Pita la transformación de ambas vías en bulevares de preferencia peatonal.
Tipología de las obras
En la asociación de vecinos de Monte Alto tienen claro por qué acusan de los problemas del tráfico al boom inmobiliario que vive el barrio, cada vez más residencial. «Derriban los edificios viejos de cuatro alturas y construyen otros de siete, con varios pisos por planta. Como no hay sitio, porque son solares estrechos, no hacen garajes, y la gente que se traslada al barrio no tiene dónde aparcar», explica David Pena.
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