«Nosotros no estamos  acostumbrados a tan poca luz. Cuando salimos de nuestras casas en Ecuador, solemos ver verde, selva, montañas. Por eso, cuando viene el domingo y tenemos tiempo, nos gusta ver un poco la naturaleza», agrega Germán.

Durante la semana suelen trabajar de sol a sol. Muchos ecuatorianos envían dinero a sus familias, y para conseguir ahorrar un poco más, comparten habitaciones y viven en muy poco espacio, con muy poca luz y poco dinero. Los parques son gratuitos, libres y amplios.

«Algunos de nosotros vemos que en las asociaciones ecuatorianas, aquí en Madrid, hay mucha politiquería, como en nuestro país. Y estamos muy desconfiados», explica Eduardo, otro ecuatoriano amigo de Germán, que pasea por el parque de Moncloa. «Aquí en el parque, normalmente no hay políticos; y nos enteramos de lo que sucede con nuestros compatriotas, si alguien necesita una habitación, si alguien busca trabajo. Y además, estamos en medio del verde».

En las reuniones, las familias ecuatorianas también se divierten. Llevan su música. A veces llegan a hacerles compañía grupos de indígenas otavalos (de una región de Ecuador) que van viajando con sus instrumentos por Europa. Todo recuerda un poco «a casa». Además, encuentran la comprensión de quien vive su misma situación: la informalidad y la pobreza.

Lo más básico: Un dato, Ecuador tiene 22 provincias, y España ya se considera «la número 23». Dónde se reúnen Los domingos, en Moncloa (a unos trescientos metros de la estación del suburbano); en la Casa de Campo (metro Lago) y en el Retiro.