Tras la excesiva comodidad del jueves en la inauguración de Fitur, Letizia parece volver a ser la de antes, al menos en su aspecto estilístico.

Este viernes acudió a Almería donde inauguró en el colegio La Salle Virgen del Mar el I Congreso Escolar Internacional sobre Enfermedades Raras.

La Princesa estaba en su salsa y se le notaba. Cuando en su agenda oficial hay algún acto con niños se ve que disfruta, sonríe y saluda a todo el mundo. Parece no molestarle que la toquen o, incluso, que la empujen.

Letizia está muy implicada con la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) y esa implicación se le nota a la hora de elegir atuendo.

Dentro de su sobriedad y ese estilo un poco anodino con el que ha empezado el año, la Princesa volvió a calzarse unos tacones tipo peep toes, esta vez en forma de lágrima,  y a vestirse más formal como la princesa que es.

Optó por el look ejecutivo que tanto le gusta (y tan bien le sienta). Blazer color berenjena de Hugo Boss de 399 euros (ahora está rebajada a 279 euros) entallada con solapa y que marcaba su figura.

Volvió a ponerse un pantalón gris marengo de lana y unos zapatos de ante gris de tacón bastante moderado.

Este conjunto ya lo llevó a primeros de este enero en una audiencia con la Federación Española de Donantes de Sangre.

Aunque esta combinación le hace tipazo, la Princesa pecó de nuevo de sobriedad y de discreción como si no quisiera ser el centro de atención. Colores muy oscuros y ningún complemento (sólo sus pendientes de estrella) quizá ante el hecho de tener que saludar a tantos estudiantes optó por no ponerse ni pulseras ni pañuelos que pudieran engancharse en cualquier lado.

Su maquillaje volvió a ser natural resaltando sus ojos y sus pestañas, aunque tanto trajín con niños debió pasarle factura a juzagar por los antiestéticos brillos de la frente y mentón.