Pilar Citoler ha sacado a la luz 36 obras de las 1.300 que componen su colección para crear un relato sobre la vida del coleccionista y el azar que acompaña su labor en una exposición inédita inaugurada este viernes en la sala de Las Francesas de Valladolid.

Así lo ha explicado la autora durante la presentación de la exposición, titulada 'Personajes y miradas' y que hace un recorrido por el arte contemporáneo del siglo XX a través de piezas de artistas "tan importantes" como Pablo Picasso, Andy Warhol, Francis Bacon y Joan Miró, entre otros.

Para la comisaria de la exposición, Dolores Durán, las 36 obras reflejan "mucha pasión" e invitan a la reflexión y recogen el concepto de Vanguardia "no como momento histórico sino en un sentido más amplio", de "transgresión", ya que se trata de artistas que "rompen, asumen y superan" la etapa anterior.

La muestra sigue un criterio cronológico, ha añadido Durán, quien además ha repasado la vida de los artistas y la descripción de sus obras, entre las que destaca el grabado de 1961 de Picasso, que presenta elementos "eróticos", así como la del escultor inglés Henry Moore, que trasluce "una vuelta a la naturaleza".

Por otra parte, se incluyen piezas del Realismo y Pop, como Larry Rivers, considerado "el padre del pop" y el primer artista que representa elementos de la cultura popular del arte americano, y el retrato de Marylin Monroe de Andy Warhol, entre otros.

Además, en la muestra se encuentran piezas del informalismo español, por Antonio Saura, de la Trasvanguardia italiana, y como colofón, la sección de fotografía, que marca la "vivacidad" de la exposición con la referencia a las nuevas tecnologías; en este apartado destacan Barclay y Fontcuberta en el ámbito español.

El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, ha apuntado que se trata de una de las colecciones "más importantes" del arte contemporáneo en España.

La vida de un coleccionista

Citoler ha recordado cómo, cuando era pequeña, comenzó "modestamente" y por "placer" a coleccionar los cuadros de manera "libre e independiente", sin nadie que le incitara a llevarlo a cabo, y "personal", con una visión "particular y directa" en el ámbito artístico.

Sin embargo, estuvo "limitada" por la cuantía económica ya que el arte "siempre es caro" en todas las épocas, circunstancias a las que el coleccionista debe adaptarse, a juicio de Citoler, quien ha apuntado que, no obstante, uno puede "rebuscar y hacer muchos juegos".

En este sentido, ha reconocido lo divertida que resulta la labor de un coleccionista ya que existe un "flash con el cuadro" que le lleva a uno a incluirlo en su colección, a veces de manera "interna" y otras "visible", incluso "psicopatológica".

Asimismo, ha reconocido que nunca pensó en hacer una colección, nunca se fijó una meta, sino acogerlos en casa, sin embargo llegó un momento en que "no podía circular por los pasillos", ha recalcado en tono jocoso, para añadir que entonces es cuando conoció a Alfonso de la Torre, quien catalogó sus obras y las ha cuidado desde hace décadas.

"En ese momento decidí darle un sentido a mi colección de cara al futuro y que no se fuera perdiendo con el paso del tiempo", ha apostillado, al tiempo que ha expresado su intención de que gozara una función social ya que en las obras hay "mucho que estudiar y aprender".

Más tarde, la Universidad de Córdoba propuso que la colección recalara en la localidad, momento en que el Gobierno de Aragón la compró, ha explicado la autora, quien como aragonesa se mostró "encantada" de que estuvieran en su tierra.