De Andy Warhol a Nelson Mandela, Hans Gedda (Flen - Suecia, 1942) siempre ha sabido dirigirse a sus modelos. Comienza más bien alejado, con fotografías a media distancia "para que el retratado pueda escuchar el clic de la cámara". La espera merece la pena, la persona se tranquiliza a medida que Gedda se acerca gradualmente. "Puedes ver que, cuando estoy realmente cerca, la mirada suele ser más intensa y seria", dice el autor en una entrevista para el Museo Nacional de Suecia.

La pinacoteca sueca, en Estocolmo, dedica hasta el 30 de marzo una retrospectiva de cerca de 140 obras representativas de la trayectoria, desde los años cincuenta hasta el presente, de uno de sus fotógrafos nacionales más notables. La mezcla de retratos, imágenes de carácter documental y naturalezas muertas avalan a Gedda como un autor versátil que sin embargo nunca renuncia a un estilo dramático de luces y sombras pronunciadas.

Aunque en la adolescencia ya despuntaba como fotógrafo (la muestra también abarca algunas de esas primeras obras, algunas tomadas cuando el autor tenía 13 años), su despegue fue en 1967 con un retrato de la escritora sueca Sara Lidman y otro de la finlandesa Tove Jansson, creadora de la familia Mumin.

Ha retratado a figuras de la política y el activismo como Olof Palme —el líder del Partido Socialdemócrata de Suecia y Primer Ministro del país de 1969 a 1976— o a la estadounidense Angela Davis, se atrevió a darle un cariz innovador a la fotografía oficial del Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, ha puesto ante su objetivo a Ingmar Bergman, Abba, Jane Birkin, Geraldine Chaplin... Mandela posó para él en 1990, poco después de salir de la cárcel y algo nervioso por la sesión.

Completando las imágenes de famosos, la exposición dedica una sala a la brillante serie de fotos circenses que Gedda realizó en los años noventa por encargo para el Circo Scott, una mezcla de retratos e imágenes entre bambalina  de payasos, equilibristas, músicos y animales amaestrados. Otra de estas colecciones semidocumentales es la que realizó en 1992 para la Cruz Roja de los refugiados somalíes amenazados por la terrible hambruna que sufría el país del Cuerno de África.