Lourdes Cavero, esposa de Ignacio González, imputada por la adquisición del famoso ático de la pareja en Estepona (Málaga), ha ejercido durante todos estos años su papel de esposa consorte con absoluta discreción. Aún así, su poder real resulta algo más que anecdótico.
Su currículum, hasta 2011, justo cuando su marido sustituyó a Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid, era, más bien, modesto. Licenciada en empresariales, en 1984, recién licenciada, entró a trabajar en el lobby del sector eléctrico en España, Unesa, hasta que en 2011 Arturo Fernández, presidente de CEIM, la nombró adjunta a la presidencia de la patronal madrileña. Un cargo que, antes de su llegada, ni siquiera existía. En 2005 había entrado a formar parte de la junta directiva de la CEOE.
Presidenta de una casa de subastas
En la actualidad, Cavero compagina todos estos cargos con la presidencia de Subastas Segre, una sociedad dedicada a las subastas de arte, y un puesto en el Consejo Social de la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudió la carrera, y que ejerce sin cobrar. Es consejera de la universidad por designación de la Asamblea de Madrid y solo cobra dietas por participar en los plenos.
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