Juzgan este jueves a acusado de retener días en casa a su pareja, que pudo pedir ayuda a una amiga

La Audiencia Provincial de Almería acoge este jueves la vista oral contra un joven de 29 años que fue detenido en diciembre de 2012 en un amplio operativo policial acusado de retener y mantener aislada durante más de cinco días a su compañera sentimental, a quien habría atemorizado mediante continuas agresiones y a la que no dejó ir a trabajar ni contactar con su familia.

La Audiencia Provincial de Almería acoge este jueves la vista oral contra un joven de 29 años que fue detenido en diciembre de 2012 en un amplio operativo policial acusado de retener y mantener aislada durante más de cinco días a su compañera sentimental, a quien habría atemorizado mediante continuas agresiones y a la que no dejó ir a trabajar ni contactar con su familia.

La víctima, quien había iniciado la relación un mes antes, pudo ser rescatada por la Guardia Civil gracias a que, en un descuido de su presunto captor, se encontró con una amiga íntima a la que dijo: "¡Socorro!". Desde ese momento comenzó una intervención policial que dio lugar a la localización del acusado en la cama de su domicilio "abrazando a la mujer mientras esta temblaba aterrorizada".

En la vista oral ante el tribunal de la Sección Tercera, M.J.F.B., a quien le constaban dos condenas firmes de 2006 y 2012 por lesiones y de violencia habitual contra la mujer, se enfrenta penas que suman 17 años de cárcel por una acusación fiscal de delito de violencia física y psíquica habitual en el ámbito familiar, delito de detención ilegal, cinco delitos de lesiones en el ámbito de la violencia contra la mujer y un continuado de coacciones con la agravante de reincidencia.

Según se recoge en el escrito del Ministerio Público, el procesado inició una relación con la víctima en noviembre de 2012 y, desde su comienzo, la sometió a continuas agresiones y "controló todos sus movimientos" hasta el punto de "impedirle mantener relaciones personas y profesionales". Para este fin, usaba la intimidación, lo que provocó en su compañera "una sintomatología depresiva con un nivel muy alto de ansiedad y afectación de la autoestima".

Detalla el fiscal varios episodios de violencia y coacciones que se desarrollaron en la primera semana del mes de diciembre y que desencadenaron el arresto. Así, relata que una noche, "para aislarla personalmente y controlar su comportamiento", rompió presuntamente todos los teléfonos móviles de su pareja y se deshizo de la tarjeta SIM. "Desde ese momento —remarca— tan solo le permitía usar el manos libres de su teléfono para poder escuchar todas las conversaciones".

Esa misma noche, M.J.F.B. la habría empujado contra el sofá del domicilio que compartían en Vícar (Almería) y, tras sentarse encima "para impedir que se moviera", habría comenzado a hacerle preguntas y a darle bofetadas si ella decidía no contestar. Al día siguiente, el procesado "colocó un sillón delante de la puerta" para impedir que la víctima saliera de casa y, cuando ella inició un forcejeo para intentar hacerlo, comenzó presuntamente "a golpearla con piernas y manos al tiempo que le obligó a repetir varias veces una excusa creada por él para explicar lo ocurrido a familiares y amigos" de la mujer.

Durante las jornadas siguientes, el Ministerio Público subraya que "mantuvo la presión, intimidación y agresión" a la víctima. "La golpeaba, le impedía que saliera del domicilio, y le acompañaba en cualquier actividad que hacía en el interior de la casa, sin dejarla a solas un instante y, así, impedir que pudiese pedir auxilio".

Machete y palo de grandes dimensiones

El cese de la situación se produjo cuando, según recoge el escrito de acusación, M.J.F.B. le ordenó que fuese a su lugar de trabajo "para enfrentarse con su jefe". Para obligarle a hacerlo, le pegó hasta que le sangró por la nariz, por lo que tuvieron que volver al domicilio, donde "continuó extremando el celo". En el coche llevaba un machete y un palo de grandes dimensiones.

Un día después de este episodio y obligada de nuevo a ir a la empresa para recuperar un turismo que ella solía utilizar, ambos se encontraron con una amiga y compañera. "Aprovechando un descuido del acusado, le pidió socorro y, desde ese momento, comenzó la intervención policial que culminó con su localización en su casa, en la cama y abrazando a la víctima, quien temblaba aterrorizada".

El acceso al interior del inmueble tuvo que hacerse con ayuda de efectivos de bomberos ya que pese a llamar insistentemente y en repetidas ocasiones a la puerta, no recibían respuesta alguna. Ante las sospechas de la existencia de una situación de riesgo para la mujer, los agentes accedieron al domicilio por una ventana.

El Ministerio Público interesa además que indemnice a su excompañera con 3.240 euros por los daños físicos y morales sufridos y que no pueda acercarse a ella a menos de 500 metros.

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